En lo
que vino a quedar EL CAMPESINO incluyendo a «su día» y todas sus tradiciones
que empezaron a «morir» desde que un japonés antipatriota, matara sus ilusiones
y sus esperanzas.
Imposible pasar por alto, su época de
esplendor con el gobierno de un
auténtico nacionalista el General Juan Velasco Alvarado. Así como Adolfo Hitler
en Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial puso al obrero en su más alto
nivel, a tal punto que ser tal, era la más alta distinción, Velasco Alvarado,
desplegó sus más grandes esfuerzos primero, para DIGNIFICAR al campesino
y después para darle lo que él creyó que tanto necesitaba: tierras, trabajo,
alimento y educación.
«Campesino, el patrón nunca más comerá de tu
alforja», no fue una arenga vacía, ni una expresión demagógica como la de su
discípulo, pésimo imitador Ollanta Humala, embustero para llegar al Poder, Juan
Velasco, sigue siendo recordado en muchos lugares del país que entendieron su
mensaje y sintieron las bondades de su obra inconclusa, pese a todo, trazó un
camino difícil de transitar para los antiperuanos sin el valor y los testículos
de un soldado que no le tuvo miedo al imperio norteamericano y expulsó a los
todopoderosos de Talara, de los lotes petroleros de nuestra amazonía (Río
Santiago), aún pude hallar en agosto de 1975, los cables de tendidos eléctricos
para sus estaciones de bombeo, como amarras para atar sus botes de los
awajúnn-wampis, los tubos para la extracción petrolera, formando estructuras en
los improvisados atracaderos de los ríos, como la evidencia inobjetable de la
defensaral de nuestra patria, EN LOS HECHOS y no en los discursos. Belaúnde
trató de mantener algunos logros, pero empezó el retroceso y mucho más con el
bisoño juvenil gobernante Alan García en su primer gobierno, para empeorar con
el vendepatria Kenya Fujimori y su pandilla.
El campesinado sufrió un proceso acelerado de
postergación y marginaciones. La agricultura pasó a un tercer plano, las
exportaciones con los grupos empresarariales (Romero-Wong-Rodríguez, etc.) se
encargaron de arruinarlos más, dejando sin mercados internos para su limitada producción,
el arroz se compraba por miles de toneladas de otros países, al igual que otros
productos que se quedaban malogrados en las orillas de las chacras.
Fujiori reivindicó el neolati fundismo que ha
sido consolidado por el APRA en su reciente administración. A partir de estos
tiempos verá Ud, el florecimiento de las haciendas costeras, con centenares de
obreros como nueva versión del gamonalismo actualizado, nuevos patrones, ya no
vestidos de blanco, polainas y caballos de pura sangre, si no, en modernas
camionetas, dueños de miles de hectáreas de tierras agrícolas adquiridas,
gracias al respaldo de congresistas serviles que aprobaron leyes para seguir
matando al campesinado. OLMOS es la más descarnada referencia.
Ante este desolador panorama, se acentúa la
diáspora del campesinado abandonando sus terruños para lumpenizarse ampliando
los grandes cinturones de miseria en las ciudades, invasiones incluidas,
desocupación, hambre, delincuencia, drogadicción que están dando como resultado
la ampliación de más centros carcelarios, para albergar a miles de delincuentes,
hijos de campesinos sin tierra que llegaron a mendigar a las ciudades.
En medio de estas desdichas y calamidades, el
CAMPESINO, aquel que en tiempos del general Velasco Alvarado se reivindicó y se
le rendía tributo, ha desaparecido, entre los arenales de Piura, Chiclayo,
Trujillo, Chimbo te, Lima y otras ciudades costeñas, sus frutos están en las
cárceles o en las calles como ambulantes o como informales en cualquier negocio
«a su medida». En lo que a los nuestros respecta ¡NI HABLAR! con gobernantes
miopes que sólo ven lo que les conviene, pudimos palpar el último domingo la
frialdad y el desprecio a quienes en otras épocas empezando desde el Incanato,
nos dieron la vida con su sudor y sus cultivos.
Salvo
mejor parecer.
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.