El grupo de artesanas está produciendo platos, vasijas, fuentes, adornos y piningas (pocillos que se usan para servir y tomar el masato) de diferentes tamaños, a los que le ponen su inconfundible sello de autenticidad que refleja la cultura awajun.
Los trabajos artesanales son convocados con frecuencia para llevarlos a Lima, exponerlos y venderlos en las ferias regionales que allá se propician, donde son vendidas a otros países y con el retorno del producto de las ventas, mejoran la calidad de vida de sus familiares. De modo que no solamente dependan de la agricultura, actividad esencial de las mujeres awajun, también ahora la artesanía.
Particularmente existe un ligero problema que es el de la DESCONFIANZA, que en nuestras visitas a esasa comunidades siempre hemos recogido, muy natural desde luego, porque desconocen el precio real en que se vendieron sus trabajos artesanales y se presta para que sospechen que quien los llevó está cogiéndoles su dinero. Este problema debería ser afrontado y descartado con la actuación transparente de los encargados de su comercialización.
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