BAGUA GRANDE.-Una
fuente del entorno familiar del fallecido fiscal Segundo Hilario Haro, nos hizo
llegar documentadamente, un resumen de la doble vida que llevaba este
desaparecido personaje, tan ambigua, licensiosa y promiscua que se asegura,
haber muerto «en su ley»; pues retornaba con otra de sus «favoritas» con la que
habría estado disfrutando de una alegre fiesta de tragos y halagos; pese al hermetismo de las autoridades que
investigan este singular caso, hasta el cierre de la presente, no han puesto muy en claro las cusas reales
de su accidente, dejando abierta las conjeturas y especulaciones, pues
trascendió que la noche que se estrelló en su auto con un poste en el trayecto
Cajaruro-Bagua Grande, venía conduciendo una de sus últimas «amigas», que
habrían venido discutiendo mientras conducía y en uno de esos forcejeos se
habría producido el fatal accidente.
SU TRAYECTORIA
De acuerdo a los datos alcanzados, el finado
contrajo matrimonio civil y religioso en la ciudad de Trujillo el 28 de junio
del año 1991 con Yudy Aguilera Rodríguez
(según partida de matrimonio a la vista). El 24 de noviembre de ese
mismo año nació su primer hijo David Hilario Aguilera.
El año 2002, cambió de domicilio a la ciudad
de Lima, por razones de trabajo dejando a su esposa en Trujillo con su niño.
Seis años después (2008) una maniobra leguleyera consigue el divorcio
unilateral con su esposa, sin que ésta se percate, dice el documento, «cuando la
relación matrimonial estaba en perfecto estado».
El 25 de octubre del 2008 en Lima contrae
matrimonio civil y religioso con Jenny Acosta Rivera (conforme a la partida de
matrimonio), es decir volvió a casarse de nuevo ante la Iglesia y la
Municipalidad. Sostiene nuestra fuente que «la familia de Yenny no sabía que
era casado anteriormente y tenía un hijo, pero que Jenny sí lo sabía», de allí
que grande fue la sorpresa para los familiares de su segunda esposa cuando en
el sepelio vieron al hijo de su primer matrimonio cuando empezó a cargar su ataúd.
No podían creerlo y se produjeron algunos desentonos.
Pero además de sus dos esposas, este moderno
«Vadani peruano», tenía una conviviente
en Bagua Grande de nombre «Carmen», curiosamente era «la mejor amiga» de su
segunda esposa, pues también era de Lima y en el colmo de su concupiscencia
también tenía otro «compromiso» en la
ciudad de Chiclayo, la misma que sí se comunicaban con su hijo que ahora tiene
21 años y a quien aseguran que no lo apoyó para sus estudios y en esta disputa
post morten sus esposas estarían por dejarlo de lado en el reparto de no se
sabe qué bienes o deudas habría dejado.
Ojo, tenía poco tiempo en Bagua Grande; refieren sus allegados y quienes lo
conocieron que como autoridad era muy correcto y «pegado a la ley», muy defensor de la integridad familiar, drástico
para sancionar excesos y trasgresiones
muy cuidadoso de la UNIDAD FAMILIAR..
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