La ciudad de Jaén ha recibido un golpe publicitario enorme con la puesta en operatividad de su aeropuerto, que como consta, diariamente es visitada por numerosos turistas nacionales y extranjeros, hay esfuerzos por embellecerla, no cabe duda; pero todo lo que se haga, resulta inútil y hasta contraproducente, cuando los visitantes al recorrer sus calles de pronto se ven con una conocida carpa y un tumulto con dolientes y borrachitos «de amanecida» en torno a un ataúd.
Es decir, como si se tratara de una aldea antigua de aquellas que solamente se ven en películas, aquí la tenemos, y en calles céntricas con difuntos que están sitiando nuestras calles ante la incapacidad y desidia de sus gobernantes locales que hace tiempo debieron habilitar un velatorio donde los deudos puedan rendir pleitesía a sus difuntos familiares.
Tremendo contraste que solamente en Jaén se ve.
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