Estamos llegando al pico histórico de una tragedia «en democracia» cuyo final aún no sabemos.
Vemos desde «provincias» con impotencia, el tremendo malestar que ha empezado a estallar en Lima, donde se concentra la mayor densidad poblacional del país, debido a uno de los poderes principales del Estado que empieza a descomponerse aceleradamente.
Quienes estamos en el hipotético torreón de los vigías no podemos ocultar la indignación que nos causa esta podredumbre: Imagínense, KEIKO FUJIMORI una CARADURA sinvergüenza mantenida, como «cabecilla de la banda delincuencial» (C. Hildebrandt) conduciendo a más de cien secuaces en el Congreso, robándonos «legalmente» porque todo lo justifican y legalizan y encima repitiendo la historia bíblica de Abel y Caín, ahora enfrentados mordazmente entre hermanos, como en el ruedo taurino, teniendo como asistentes en las tribunas a más de 30 millones de cojudos que impotentemente miramos y que gracias a los limeños o los que viven en Lima, se vienen realizando masivas movilizaciones de protesta; PORQUE LOS DEFENSORES DEL ESTADO, DE LA PATRIA, mejor dicho a los que los mantenemos en LOS CUARTELES, ofician de vasallos y como tales, son incapaces de levantarse con la hija de su amo.
Sistemáticamente los grupos empresariales dueños de los grandes medios de comunicación, hoy más que antes y con el viento a su favor (Rusia 2018), descubrieron la mejor droga, el mejor licor (mejor que el llonque) para seguir idiotizando a tanto imbécil que hasta de sus mujeres y sus hijos se olvidan, menos de lamerle el trasero a un Paolo y Cía.
Aunque es difícil admitirlo; pero es ésta nuestra desgraciada realidad y todavía tienen la concha de cantar el himno «somos libres».
Sincermanete, da náusea tanta putrefacción.
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente...
EL DIRECTOR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario