Entrar a las redes sociales u otear (ojear) en los kioscos los titulares de los diversos medios de prensa, es como para salir mareado viendo y leyendo todo lo que se dice.
Afinando la mirada y serenando el pensamiento, hay una tendencia muy cargada que alienta, pide y hasta clama la intervención de nuestras FUERZAS ARMADAS para un cierre del Congreso y una inmediata convocatoria a elecciones con nueva Constitución Política. Parecería nada complicado, puesto que ya se produjeron estas experiencias con cierta frecuencia en el transcurso de nuestra historia. Podría ser alternativa muy valiosa en circunstancias como éstas en la que la moral está perdida y podrida.
Sin embargo, los pocos días que estuvimos en la capital, alternando con colegas serios de la información, se concluye que ha de ser muy difícil que suceda lo que la gente desea; porque tenemos a nuestras FF AA cautivas, jefes que en su momento, se sometieron a juramentos de lealtad y sumisión al fujimorismo. Ellos son el soporte principal del KEIKISMO a la que el común del pueblo respalda sólo en un 10%. Pero tampoco nos hagamos castillos en el aire. En un supuesto y casi imposible hecho que se produzca el tan reclamado «golpe» ¿En que beneficiaría a los peruanos que no están gravitando en las esferas políticas? ¿Acaso habría mejoras de inmediato para los arroceros por ejemplo? ¿Se atenderían diversos pliegos de reclamos gremiales que están en ebullición? ¿Desaparecerían del escenario político los tan asqueados congresistas que son motivo de náuseas populares?, ¿Se barrería la porquería de jueces y fiscales del poder judicial? etc.
No nos hagamos ilusiones, nuestro país no requiere de un golpe de Estado, porque ya sabemos quiénes lo harán y tendremos más de lo mismo. Necesitamos un cambio total de actitudes y cultura política de nuestra ciudadanía, que será muy difícil conseguirla.
Nororientalmente: EL DIRECTOR.
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