
Los pueblos del norte del Perú vene ran al Señor de Hua mantanga de Jaén, cuya feria tiene co mo día central el 14 de setiem
bre. Los orí genes y culto de esta milagrosa imagen del Señor Crucifi cado están todavía envueltos en un velo de misterio, sin em bargo, existen tradiciones orales, estudios de investigación y aproxi maciones históricas que junto a los mitos y leyendas nos muestran la pr
ofunda fe y cosmovisión de nuestra gente, en que la casa de Dios no sólo son sus templos sino tambiénla tierra donde viven sus hijos, y por eso debemos amarla y cuidar sus recursos: agua, suelos, bosques, flora y fauna. Según el sacerdote jesuita José María Guallart, gran investigador y autor de varios libros sobre la zona nororiental del Perú, esta hermosa escultura de madera tiene influenciasde la escuela clásic
a europea, sorprendiendo la perfecció
n de sus rasgos anatómicos y su impresionante mirada. Imagen distinta a otras que fueron confeccionadas por manos indígenas, como la Virgen de los Dolores de la desaparecida Tomependa, o la antiquísima Santa Rosa de la Yunga.
¿De dónde vino? El padre Guallart, en una de nuestras tertulias, nos confió que él había revisado todo el archivo colonial del Vicariato que está en la Parroquia de Jaén, y no había encontrado una sola pista. En todo caso, nos decía, la fuente más veraz, serían las tradiciones orales de los abuelos que de generación en generación contaban que lo trajeron del Ecuador; lo cual es posible por nuestra relación administrativa y política de pertenecer antes de la independencia, a la Audiencia Real de Quito.
En 1606, sesenta años después de la fundación española, Jaén tiene ya su iglesia, con su Patrón San Leandro, y aparece en el mapa de la conquista del capitán español Diego Palomino, que trazara en 1549. En el libro de bautizos de nuestra parroquia, hasta inicios del siglo XX se puede leer «bautizado en la iglesia de San Leandro de Jaén».
Por otro lado, Martín Cuesta S.J. en su obra «Jaén de Bracamoros», describe en el tomo IV, la visita del Monseñor Martínez de Compañón, Arzobispo de Trujillo, que realizara a fines del siglo XVIII a toda su diócesis, la cual incluía a estos territorios. Llegando al Jaén Viejo en 1783, aquel que estaba ubicado en el distrito de Santa Rosa, veinte años antes que los vecinos decidieran trasladar la ciudad a su emplazamiento actual en el valle La Quintana. En esta extensa gira, el arzobispo trujillano levanta el inventario de la iglesia matriz de Jaén, y hace constar a la Virgen de las Mercedes y la Virgen del Rosario (hoy restaurada en el obispado de Jaén), pero no menciona al Señor de Huamantanga.
Su culto y celebración podrían remontarse a la segunda mitad del siglo XIX. Nos relataba mi tía Trinidad Moreno, nacida en 1902, que de muy niña recordaba participar en esta fiesta, donde se iluminaba la plaza, encendiendo 4 fogatas inmensas, juntando leña en cada una de las esquinas. Los mayordomos se encargaban de la alimentación de la banda de músicos. Ella también confirmaba la procedencia ecuatoriana, que le contó su padre Artidoro Moreno Gutiérrez nacido en 1870, y de su abuelo Anacleto Moreno, que fuera alcalde de Jaén en 1,888.
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