Hasta que nuestra memoria terminó quebrándose por la ingesta de tanta droga.
El 24 de junio, que debería ser una celebración mucho más grandiosa que el triunfo Perú-Australia o la del 28 de julio; por ser una fecha ESENCIAL que identifica nuestra peruanidad, poco a poco se fue perdiendo con la llegada de gobernantes extranjeros.
Era la fiesta CENTRAL en el INCANATO, tan arraigada, que los españoles no la pudieron anular, por mucho que la prohibieron, a tal punto que el hacendado dictador lambayecano Augusto B. Leguía que gobernó 11 años, tuvo que legalizarla en mayo de 1930, llamándola con desprecio «DIA DEL INDIO». Esa ha sido la nominación marginante que recibieron los avasallados y sometidos por los delincuentes que nos conquistaron, continuada por sus descendientes. Hasta que el Grl. EP piurano Juan Velasco Alvarado en su intento por recuperar nuestra peruanidad, el 24 de junio de 1969, lo instituyó DIA DEL CAMPESINO, que con la desaparición gradual de los campesinos que poco a poco fueron formando los cinturones de miseria en las ciduades costeras hoy, se cambiaron por los vendedores AMBULANTES, de cualquier cosa, taxistas, mototaxistas etc., para poder sobrevivir, inclusive hasta de asaltantes o de POLÍTICOS, que casi es lo mismo.
Son la mayoría de éstos los que forman las llamadas BARRAS BRAVAS para llenar los estadios, es la MASA POPULAR que la prensa y Tv BASURAS abonan, aunque sea para venderles TRAPOS como polos dizqué «para alentar» a la selección. Finalmente, en estos momentos de nuestra historia, los hechos reales que están viviendo los descendientes de esos que ANTES celebraban el INTI RAYMI, culto a la fertilidad de la tierra, al maíz, a las buenas cosechas de papa, etc., hoy, celebran un gol gritándolo a todo pulmón y agradeciendo hasta con lágrimas a sus nuevos «HÉROES», aunque les falte lo esencial para mantener sus hogares, son las nuevas generaciones de esclavos, gracias al poder del embrutecimiento por los nuevos amos que gobiernan al mundo.
Salvo mejor parecer...
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