Estamos asistiendo a un nefasto capítulo más de corrupción en nuestra historia republicana desde que llegó a palacio de gobierno un mal nacido japonés, se perdió todo indicio de identidad nacional y patriotismo; em pezó un acelerado retroceso en cuanto al cultivo de valores: vendiendo ropa donada, que lo denunció la misma esposa del japonés; privatizando las empresas estatales; puertas abiertas sin distinción a grandes empresas extrajeras; los chilenos se apdoeraron casi de todo nuestro potencial empresarial; etc., Con hijos mal educados, aunque bien instruídos en las mejores univer
Pero esto es sólo la parte preambular, un pequeño fragmento de la enorme cadena de corruptelas bien cimentadas desde que asumió la presidencia de la República Alberto Fujimori: recuérdese las maletas con lingotes de oro, su renuncia por fax desde el extranjero; sus seguidores en los cuarteles digitados por su lugarteniente Vladimiro Montesinos; allí pueden ver en las redes sociales revivir escenas nefastas de sometimiento al poder de parte de altos oficiales, uno de ellos Carlos Tubino comandante general de la Marina. Los hijos, esposas, cuñados y demás familiares: el enjambre es enorme por no decir, inconmensurable, a tal punto de reclutar más secuaces para el Congreso, con certificados falsos; con dinero de preocedencia oscura: el fin justificaba los medios para estos inmorales. Ha caído la cabecilla que como se ve en su chat «La Botica» los digitaba a todos, empezando por el repudiado Gonzalo Chávarry, al que aún lo siguen defendiendo por ser la pieza clave para impedir se les descubra la cochinada que ocultan. Salvo mejor parecer...
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