Por primera vez en la historia de nuestra vida republicana, la fuerza brutal de la corrupción acaba de romper todos los esquemas legales y morales, colocando al país al filo de una quiebra total de los soportes democráticos en circunstancias que tanta falta nos hacen.
Una vez más podemos comprobar de cómo por el miedo de ser descubiertos los mafiosos llegan a extremos suicidas como lo está haciendo el repudiado fiscal de la Nación Pedro Chávarry que al desconocer a los fiscales nombrados con mucha anticipación para investigar uno de los más sonados casos de corrupción (LAVAJATO) del que se anticipa un destape sensacional para esta primera quincena de enero, que se viene anunciando como un verdadero terremoto que sacudirá los cimientos de nuestras estructuras organizacionales con sus líderes, motivando su repliegue y unión delictiva, (APRA y FP) hecho que el fujimorismo lo dejó entrever en sus comunicaciones personales (chats La Botica), no quedándoles otra opción que acudir al sicariato para el que se está prestando el fiscal Gonzalo Chávarry, como un asesino a sueldo de la corrupción. Acaba de dar el primer zarpazo, no a los fiscales Domingo Pérez y Rafael Vela, si no, al 85% de peruanos que fueron los que se pronunciaron a favor de los cambios en el último referéndum. Son estos millones de peruanos, tal como estamos viendo los informes periodísticos los que están saliendo a las calles y plazas para rebelarse contra los impostores, con el agregado que el Presidente Vizcarra anuncia declarar en EMERGENCIA al Ministerio Público y como todo delincuente es cobarde, finalmente retrocedio Chávarry rectificándose.
Salvo mejor parecer...
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