A nuestras comunidades indígenas les está sucediendo lo que ocurrió con las civilizaciones del mundo hace miles de años, a los nativos de Condorcanqui, recién les está llegando.
Primero: se gozaban de tener la vida regalada, todo en sus bosques y sus ríos, su mercado, sus despensas, remedios, frutos, peces, productos agrícolas, animales de caza, todo en abundancia; pero fueron creciendo en población y sus territorios libres se fueron estrechando; peor aún cuan do ingresan los llamados «colonos», primero como caucheros, después como madereros, finalmente como agricultores que arrasan sus bosques y su minería artesanal en las playas de los ríos, antes con la mano en canastas y ahora con motores y maquinaria.
Así es como empiezan a vivir su otra etapa que podrían llamarla de «modernidad», tienen acceso a los artefactos electrónicos (no todos) radio, tv, computadoras; boticas, enfermeros, médicos. Se acabaron los curanderos, los brujos, los remedios con hierbas, etc. Pero también se acabaron los venados, los sajinos, huanganos, sachavacas, los peces que hora empiezan a criarlos en piscigranjas, etc. Pero la situación más terrible está en el hambre y las necesidades que les origina este cambio: no hay dinero para las compras de los objetos que traen los mestizos, no hay para que sus hijos estudien, ahora tienen que ponerse zapatos o zapatillas, etc; Todo ello sería lo de menos, si los foráneos o «fuereños» no hubiesen cruzado su raza con las mujeres de sus comunidades, dando motivo a un «licuado» o mezcla acelerada de mestizaje en plena ebullición que dentro de poco, estarán en estos lugares como en el resto de ciudades del país, totalmente mezclados en una sola raza.
Desde luego que la culpa no será de ellos, si no, de los descendientes que conquistaron al Tawantinsuyo. Alli los tenemos ahora, matanando o matándose entre unos a otros para defender sus recursos: el oro, lo único que les queda. Ningún gobierno les puso un plan político-antropológico o sociológico y alli los tenemos en acelerada agonía.
Nororientalmente: EL DIRECTOR.
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