Vivir sin leer es peligroso. Te obliga a creer en lo que te digan.
Viejo adagio popular que para nada se toma en cuenta en la actualidad. Hoy con los medios digitales cibernénticos son muy pocos los que leen. Peor aún, lentamente está desapareciendo el hábito de escribir a mano y si escriben, vea usted esa caligrafía y esa ortografía, desde el que cursa primaria hasta el que egresa con su título profesional...Compruébelo y verá. Si Ud. les habla de un «mosaico» y sus diversos estilos de letras, casi nadie lo conoce. Resultado inmediato: tenemos personas ROBOTIZA DAS, que no aportan en sus conversaciones, no producen con sus escritos: Están moldeados para creer en lo que les dicen y si también desea comprobarlo, ingrese a las redes sociales y verá cómo se moldea las mentes de la gente de manera espantosa, todos repiten, postean, trasladan, etiquetean, etc. La llamada modernidad nos está haciendo trizas las pocas facultades creativas que le queda a nuestra juventud. Tan parecido a esos torrentes de materiales inservibles para reciclaje que se está limpiando de los rios y mares, así están enrumbándose nuestras nuevas generaciones. Simple referencia: converse con un estudiante de quinto grdo de secundaria o con un egresante universitario, nos ponemos en la disyuntiva siguiente: o somos muy anticuados para entender la cultura moderna de ellos, o, podríamos concluir que la modernidad nos está separando poniendo murallas entre los viejos y los jóvenes, que se sepa, y si nos esforzamos en recordar, nunca antes fue así con nuestros padres o nuestros abuelos.
El mundo se agiganta en su crecimiento, como un globo inmenso que a no dudarlo, en cualquier momento podría reventar.
Nororientalmente,
EL DIRECTOR.
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