Siempre hemos insistido para que las autoridades, desde el agente municipal o teniente gobernador vigilen que las viviendas rorales jamás deben ser construídas en lechos antiguas de zánoras o quebradas; pero haya sordera patológica y cuando las aguas retoman sus viejos «senderos» las desgracias son irreparables: caso Omia en Rodríguez de Mendoza, 4 desaparecidos, caso POMACOCHAS, Bongará, 12 familias afectadas y cuatiosas pérdidas y nunca aprenderemos la lección, seguirán siendo el centro de noticias y noticieros, DEFENSA CIVIL no soporta mucho, lo mismo que la caridad humana. ¿Hasta cuando la previsión?
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