Alejandro Celestino Toledo Manrique, economista y político peruano, que además ocupó la Presidencia de la República del Perú en el periodo 2001-2006, ahora es toda una vergüenza para nuestro país y para aquellos que votaron por él, por ser uno más de nuestros expresidentes que podría terminar preso.
De tanto darse la gran vida, entre borracheras y parrillas, la mañana del martes 16 de julio, nuestro expresidente que se proclamaba salvador de la corrupción, fue arrestado en EE. UU, por pedido de Perú, que lo ha solicitado en extradición y se encontraría en su primera comparecencia ante las autoridades judiciales norteamericanas como parte del proceso orientado a lograr su retorno al país.
Como se recuerda el “cholo santo y sagrado” se encontraba prófugo de la justicia peruana (sin preocuparse, claro está), acusado por los delitos de lavado de activos, colusión y tráfico de influencias; vaya “joyita” de autoridad que hemos tenido como presidente, aunque ya nada nos sorprende.
¡Ya estaba pasando piola mucho tiempo! Ya que en el 2017 un juez ordenó prisión preventiva para Toledo y su esposa Eliane Karp, tras ser acusado de recibir un soborno de 20 millones de dólares por parte de Odebrecht durante su mandato a cambio de obras como el Corredor Vial Interoceánico Perú-Brasil.
Pero antes de hacerse efectiva su captura, este tipejo huyó a EE. UU para alojarse en California; con tantos millones en el bolsillo podía vivir como y donde él quisiese. Ya con esa huida, el gobierno peruano en el 2018 pidió oficialmente a EE. UU su extradición, porque además del caso de Odebrecht, el fiscal superior Rafael Vela formalizó su acusación por el caso Ecoteva; en este caso se le juzga por las costosas adquisiciones de inmuebles a nombre de su suegra Eva Fernenbug a través de Ecoteva Consuting Group. ¡Cómo adoraba a su suegra! A ver si todos hacen lo mismo.
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