A propósito del lamentable caso de suicidio de la menor A. N. C. B. (14) quien mortifica-
da por el acoso escolar que venía sufriendo en la institución educativa Javier Pulgar Vidal, decidió tomar veneno para ponerle fin a esa tortura que padecía, nos preguntamos: ¿Qué debe hacerse para evitar que algo así vuelva a ocurrir? Las respuestas no llegan, pero sí la tragedia que enluta a una familia que nunca más volverá a ver a su ser querido.
Es difícil aceptar que una niña que apenas empezaba a vivir, ya no esté más en este mundo. Y resulta aún más difícil comprender por qué no se pudo hacer nada para evitarlo. Quizás nadie de su entorno percibió la horrible situación que vivía, o tal vez sí, pero, nunca imaginaron las consecuencias que le traería la fatídica tarde del último martes 9 de julio.
El tema del acoso escolar o “bullying” (término en inglés) no es reciente. Sin embargo, pese a que los casos abundan en las nefastas páginas de la historia, no se ha hecho nada que realmente haya revertido este problema. Todo cabe indicar que, a pesar de no encontrar soluciones inmediatas, debemos seguir insistiendo con una educación desde casa en la que predomine los valores, la ética, las buenas costumbres y, sobre todo, el respeto hacia los demás.
Tenemos que cumplir un rol más fiscalizador; tanto el gobierno, así como en los colegios, la sociedad y las familias. Hacemos un llamado a los padres, profesores y en general a todos los adultos que si notamos que un niño sufre o expresa un cambio en su estado de ánimo, pongamos cuidado en qué le pasa. Interesémonos en sus problemas que, aunque parezcan minúsculos, traen resultados enormes y dolorosos a veces.
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