El pasado 26 de enero, como todos los años, se conmemoró un
aniversario más del brutal asesinato de 8 periodistas en Uchura cay (Ayacu cho
-1983), cuando iban en busca del esclarecimiento de los abusos y excesos de los
militares encargados de enfrentar a Sendero Luminoso (fallecieron:
Willy Retto, Jorge Sedano, Eduardo de la Piniella, amador García, Pedro
Sánchez, Jorge Mendívil, Félix Gavilám y Octavio Infante, así como el guía
Ayacuchano Juan Argumedo).
Por nuestra parte, en este vocero nos hemos
quedado perplejos al ver a los modernos fariseos, viudas alegres, hijos
desnaturalizados, etc. como cuando van a los cementerios los días de
«velaciones» y se contentan colocando flores y velas en las tumbas de sus seres
queridos, cuando EN VIDA se portaron de lo peor: realidad nefasta de la que no
podemos apartarnos.
¿Se imaginan a tanto «periodista» enjuagarse
la conciencia posando para las cámaras, discurseando loas y alabanzas para quienes durante casi todo el
tiempo que ejercen el oficio (no la
profesión), ensucian y pisotean sus memorias y el sacrificio que hicieron
nuestros mártires, cuando le ponen precio a sus conciencias y como las rameras
se venden en cuerpo y alma AL MEJOR POSTOR, sin importarles LA VERDAD y mucho
menos, sin acordarse de los difuntitos, tan igual que aquellos que creen que
yendo al culto o a la misa puntualmente, ya están salvados o purificados. Si
aquellos mártires estuvieran vivos ¿Se imaginan lo que dirían por tanto SINVERGUENZA de Jaén, San Ignacio o
Bagua, para no ir por todo el país?...
De esos hipócritas, tenemos un muestrario enorme, cuando se asustan por
ejemplo, al ser notificados por una demanda de querella, o cuando sabiendo la
verdad, se callan en todos los idiomas.
Esos fueron y son los que se camuflan como «seguidores de los mártires»
para continuar con sus mariconadas.
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.
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