En primer lugar, nos
referimos a un sector de pobladores de Chachapoyas inmersos en aspiraciones
políticas que han empezado a mirar con recelo la animosidad de las acciones que
viene desarrollando el gobierno provincial de Utcubamba, con una posición
política firme y muy definida, que no admite titubeos ni balanceos: se hace o
no se hace, principalmente en las recientes movidas por la construcción de la
tan reclamada obra del HOSPITAL para Bagua Grande.
Para quienes conocemos de cerca la evolución
histórica de Chachapoyas, la razón de su existencia y de su crecimiento
socioeconómico, conforme consta, no es el fruto de su desarrollo agropecuario,
mucho menos industrial ni comercial. Se debe a que sus políticos que llegaron
al Congreso desde hace muchos años, se preocuparon en prodigarle vida
artificial a esta provincia, colocando aquí los centros neurálgicos de la
administración departamental, como por ejemplo, instalar en Chachapoyas, las
sedes de los diversos sectores, la misma sede del gobierno regional, Obispado,
Justicia, Salud, etc., aparatos administrativos que generan obligada
concurrencia que le dan vida a su comercio local, etc.
Lo que no sucede con Utcubamba, por donde
pasa la carretera troncal hacia el Oriente, su producción agropecuaria,
comercial, turística que la convierten en un inminente polo de desarrollo por
encima de la capital departamental. Celos que se han incrementado con la actual
gestión de su Alcalde Manuel Izquierdo Alvarado, que está instaurando un nuevo
estilo, que va más allá de los dogmas partidarios, a diferencia de los
anteriores alcaldes, razones más que suficientes para que vean a esta
provincia, como un inminente peligro que pueda truncar y frustrar el desarrollo
de Chachapoyas.
Salvo mejor parecer...
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