Semanario ¡Nor Oriente!. Los únicos de la Región. ¨Por la Verdad, con la Verdad, hasta la Eternidad¨

lunes, 2 de abril de 2012

¿Hasta cuándo van a golpearnos los huaycos?


Trataremos de resumir aquí las numerosas opiniones y comentarios de entendidos y no entendidos en materia de seguridad, no ciudadana, si no, rural-campesina.
Empezaremos por subrayar, recalcar o reafirmar que vivimos en un territorio andino, nada grato y «bondadoso» en ciertas temporadas como éstas de abundantes lluvias, u otras de prolongadas sequías que no son novedosas ni fuera de lo común, es de todos los tiempos y todos los años, la presencia de estos fenómenos atmosféricos-metereológicos, se anuncian con anticipación, no llegan sorpresivamente, de modo que, los huaycos, las crecientes o las tempestades, nadie las ignora por lugares como estos de sur a norte del país.
Sin embargo, pese a todo, no solamente en estos lugares del interior del país, también en Lima u otras ciudades, arriesgados pobladores, desafían la muerte y se aferran por ejemplo, a vivir en enormes precipicios del río Rímac, en las zánoras de antiguas quebradas, por el lado de Santa Anita,(Lima) etc. En nuestro medio la situación es igual y peor, cuando vemos a campesinos que a sabiendas y por encima de ese adagio popular «líbrame de las aguas mansas» ...tienen predilección por construir sus viviendas en las orillas de los ríos o quebradas y más aún, en los lechos de antiguas zánoras, en lugares faldosos y laderas aluviales, sin suelo firme, que con las lluvias se humedece la superficie y el terreno cede, como el caso del poblado de Santa Rosa, capital del mismo distrito o como el caserío Santa Rosa de Sallique y otros tantos que están permanentemente expuestos al peligro, como sucedió en Chamaya Cruce hace algunos años.
Hurgando en la historia, esta, no es herencia de nuestros antepasados Incas, es fruto de la CULTURA OCCIDENTAL que nos trajo el facilismo, el acomodo fácil, etc. la cultura de que «cualquier hueco es trinchera» y aquí están los resultados:
Viviendas y caseríos arrasados por los huaycos y derrumbes, pedidos de auxilio, ayuda, etc. Es decir, nuestros gobernantes han acostumbrado a sus gobernados al pordioseo, la mendicidad, la imprevisión y el paternalismo, casi absurdo: Que vino una oleada de frío en Puno, «cruzada» para abrigos, que vino una temporada de sequía en la Costa o en la Sierra, «emergencia» y ayuda para los damnificados y si no son atendidos, de inmediato bloqueo de carreteras.
Tan mal y tan desordenados están nuestros gobernantes que hasta han creado el famoso INSTITUTO NACIONAL DE DEFENSA CIVIL, convertido por gobernantes corruptos como el anterior parista, en la mejor fuente de enriquecimiento ilícito a costa de las desgracias humanas, la mitad de ayuda para los damnificados, la otra para los que dan «apoyo»: De modo que conviene a amplios sectores de avivatos hayan más desgracias, huaycos y temporadas lluviosas para que puedan engordar sus arcas, cuando tal institución debe ser para EDUCAR, PREVENIR y no para apoyar la desidia y la irresponsabilidad de pobladores que sabiendo dónde se ubican, construyen allí sus viviendas. Los técnicos de DEFENSA CIVIL, deberían estar en permanente recorrido de lugares de posible riesgo para prevenirles, evacuarlos antes que les caiga un cerro y no permitirles se expongan a las desgracias. Tal prevención inclusive debe penalizarse, para evitar lamentos posteriores.
Las catástrofes no esperan, las futuras víctimas saben a lo que se exponen y eso debe pasar por intensas campañas de educación y sensibilización, de modo que pueda sustituirse algún día esta mala costumbre y pésima cultura, la del arriesgarse constantemente exponiéndose al peligro. La millonada que ingresa a Defensa Civil, debería ser utilizada en educar, prevenir y no en limosnear.
¿Hasta cuándo vamos a seguir cultivando a la ignorancia?
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.

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