Así fue nuestro titular de
primera plana un tercer domingo de febrero como HOY.
Más de mil ejemplares se terminaron en el
primer día de circulación en todo el ámbito de esta parte del país. Pero nadie
supo cómo se hizo, ni cómo llegó, ni llegarían las posteriores ediciones, toda
vez que nos habíamos fijado como mística: LA SERIEDAD y la seriedad implica
PUNTUALIDAD. No había la hermosa vía asfaltada por la que ahora en seis horas y
menos, ya estamos en Chiclayo, tampoco las numerosas agencias de transporte con
las que contamos.
Los medios de prensa capitalinos llegaban
después de tres días o después de una semana, la actividad periodística en esta
parte del país, se circunscribía a lo que comúnmente suele llamarse chismes de
barrio, excepto algunos intrépidos no periodistas, si no ciudadanos, que no
podían callar ser testigos de algunas corruptelas, como lo hizo en ciertas
ocasiones el recordado Enfermero ilustre de Jaén, don Antonio Balcázar Montoya,
padre del actual médico traumatólogo Aníbal Balcázar Torrejón, que junto a
otros ciudadanos de sus tiempos, solían sentarse en una de las bancas de
nuestra plaza principal, por las tardes, para ocuparse del prójimo y su honra.
La ciudad de Jaén eran las 10 a doce manzanas de lo que hoy se llama
«Jaén-centro». Morro Solar empezaba recién a emerger con su líder don Eladio
Segura Campos. Culminada la dictadura militar en la que se colocaban alcaldes a
dedo, empezó la primavera democrática y
uno de los primeros electos fue el extinto Prof. Miguel Oblitas Guevara. Ese
era el panorama en Jaén, ídem en las demás provincias cercanas, aún se
respiraba cierto tufillo de gamonalismo, la
educación empezaba a dejar de ser
un privilegio cuando se crearon más colegios secundarios en distritos y
caseríos.
En este panorama, un petardazo de ¡NOR
ORIENTE! era para incendiar las praderas y al siguiente año, sufrí mi primer
atentado al ser embestido por una camioneta que me dejó dos costillas y la
pierna izquierda fracturadas, un dedo de la mano izquierda inútil hasta hoy.
Empezaba de ese modo lo que sería la más dura cadena de sucesos que
definitivamente abrieron con tinta y fuego, la escabrosa trocha de la historia
por la que ahora transitan las nuevas generaciones. El semanario con 08
páginas, empezó a crecer y aumentar a diez, posteriormente a 12 y nos
enrumbamos para las 16 páginas ahora y
las 20 posteriormente.
Hoy que se cumplen 35 años de este lírico
trajinar y en un descanso imaginario sobre algún pedestal hallado en mi largo
caminar, con toda sinceridad puedo decir que ni yo mismo me explico qué se hizo
ni cómo se hizo para editar primero en Trujillo hasta la edición Nº 51, después
con maquinaria propia, por razones de economía y mejorar la calidad gráfica,
hoy, en una prestigiosa imprenta de la ciudad de Chiclayo con un selecto y
experimentado equipo de trabajadores y colaboradores que hacen posible que
nuestros lectores sigan recibiendo su semanario cada domingo con la puntualidad
que ya es una tradición; por ser sinónimo de SERIEDAD y seguir manteniendo esa
mística cuando escuchamos decir «si ¡NOR ORIENTE! lo dice, es VERDAD». Salvo
mejor parecer.
Nororientalmente...
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