Hasta que por fin, en una iglesia de Lambayeque un reverendo sacerdote, hastiado de ver tanto libertinaje y falta de respeto a la fe´católica, decidió colocarles un cartelito en la entrada a la iglesia recordándoles el versículo 9: del capítulo 2 de Timoteo donde se lee: «...Que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos».
Y como decimos, YA ERA TIEMPO, lamentando que solamente sea UNO de los tantos sacerdotes que reclaman. Otros ven y no dicen nada, como que les gustara también mirar faldas cortas, senos descubiertos, traseros apretados por los pantalones que llevan las feligresas.
En muchos lugares, empezando por Jaén, toman las horas o días de ir A MISA, alistándose como si fuera a una fiesta (desde luego, no todas) y buscan lo mejor de sus vitrinas para exhibirse y es que en el caso de las jovencitas, lo hacen no para verse con Dios, ni con el curita...
Esperemos que esta acción sirva como precedente para un reencusamiento de las buenas prácticas cristianas católicas. Claro, que no se espera retroceder a las épocas coloniales o más acá, cuando se vestían LAS TAPADAS o con sus infaltables mantillas cubriéndose la cabeza y el rostro. No tanto; pero tampoco, tampoco, como se les ve ahora. Y no solamente mujeres, también varones, totalmente descuidados, que está bien el clima cálido de estos lugares, pero eso de las bermudas, las sandalias, son muestras de una falta de resspeto no solamente para ingresar a un templo. Los protestantes llevan ventaja; porque no se sabe cómo ni de dónde, pero asisten a sus templos bien vestiditos con corbatita y a veces hasta con terno, los varones.
Salvo mejor parecer...
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