La inmoralidad, no tiene «día», de ser así, nos pasaríamos los 365 días del año, conmemorando a tanto sinvergüenza que vive parasitando de los bolsillos ajenos.
Pero vayamos a lo específico y tomamos como referencia la actitud de un Juez de Utcubamba, el Dr. Alvarino Díaz Arrobas, que cuando fue aludido en una denuncia periodística en espacio contratado, de inmediato, nos hizo llegar su caarta aclaratoria, que con todo derecho merecía ser atendido. Tomamos este pequeño caso como un referente que para nosotros es fundamental, para abordar el tan urticante aspecto nefasto y pestilente que llena los ambientes de ciertos juzgados incluyendo a sus secretarias y secretarios.
Vean ustedes señores lectores: a jueces como Francisco Delgado Paredes, Francisco Miranda Caramutti, Hugo Mollinedo Valencia, Ñopo Viñas, (y aquí cortamos para ahorrar espacio), entre otros tantos de Amazonas (por ahora), en estas páginas les han dicho de todo, enrostrándoles públicamente sus actos reprochables de inmoralidad y corrupción, como la denuncia periodística que aparece en un recuadro superior derecho que tiene fecha del 10 de mayo del 2009; pero que en su interior alude a otra, en la Nº 1307 de mayo del 2007, en la que también se le denuncia a este señor sin vergüenza, por haber dado libertad a otro violador y se tragó todas las denuncias públicas, no tuvo ni tiene cara (siquiera éso), para salir al frente y responder por su honor, si es que lo tiene, o por la dignidad de otros miembros del poder judicial, que no todos son como éste.
Del mismo modo su colega a la sazón, presidente de la Sala Liquidadora de Bagua y otros que mencionamos, perfectamente conocidos y señalados por la opinión pública y por la gente común que cuando los ven caminar, les ponen el dedo señalándolos como lo que son y optan por andar agazapados o salir del lugar donde laboran para reunirse en Jaén u otros lugares, donde no los conozcan.
A estos, el día miércoles 04 de agosto que pasó, nos cuentan que los vieron muy orondos, campantes y circunspectos, cuidando de mantener la apariencia que el cargo les concede y en primera fila para hacerse homenajear sin ningún asco, sentir y aceptar que merecen ser agasajados ¡Qué estupor! y qué pena que en esta parte del país y casi en todo, con este gobierno, señalado como corrupto desde sus más altas cúpulas, tengamos que homenajear y rendir pleitesía a la impostura y a la farsa, vergüenza para todos los peruanos que desde lejos atisban este circo en el que desfilan huachafos payasos de terno y corbata y con medallas doradas en amarillo, pero no de oro, si no de ese otro color amarillo que apesta y repele.
Quienes leen este vocero, saben y conocen de todo lo que deseamos exteriorizar, son los reciclados verdugos de la desaparecida «Santa Inquisición» que hacen de la ley su escudo y de los indefensos sus presas para esquilmarlos y enriquecerse a costa del sufrimiento de tantos pobres o analfabetos que tienen la desgracia de caer en sus manos, junto con abogados de la misma calaña, superviven estos, como las garrapatas chupando la sangre de los cerdos.
Felizmente que no todos son como éstos, pues vaya en la parte final de esta nota, nuestro más sincero y profundo reconocimiento a magistrados que realmente ostentan con la frente en alto y con orgullo sus medallas. A ellos nuestras felicitaciones.
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente:
El Director.
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