Estas pequeñas interrogantes las tengo flotantes desde hace mucho tiempo
y he decidido soltarlas en el presente.
El tema tiene que ver con eso que siempre
escuchamos, ya sea en el chismorreo popular, de barrio, barriada, plazuela,
mercado o peluquería, siendo mucho más condenable cuando sale de la boca de
ciertos (muchos) comunicadores que se adueñan de los micrófonos y pueden
escupir por el aire o las pantallas lo que su cerebro produce.
Claro, que no podemos generalizar; pero
vayamos a los casos más concretos: un campesino, descubre en su niñez o su
adolescencia que si no se supera mediante el estudio que implica esfuerzo y
sacrificio, seguirá pobre para toda su
vida y se atreve a cruzar la inmensidad de obstáculos, limitaciones, miserias,
vergüenzas y todo lo que implica atravesar el océano de adversidades para
llegar al éxito: alcanza un sitial en la sociedad como profesional, se sigue
superando y sigue ascendiendo en la escala social. Como buen profesional, se
supone que debe percibir buenos honorarios o un buen sueldo también. O si cogió
la OTRA RUTA, la del comercio, desde el ambulatorio, el pequeño, mediano y después
mayorista, sus negocios irán aparejados con sus adquisiciones de bienes, al
igual que el anterior. Para llegar al éxito, los que salimos desde ABAJO,
cuesta sangre, sudor y lágrimas; SIN EMBARGO, aquí viene el meollo de este
asunto: muchos ociosos, incapaces o impotentes, que pudieron tener las mismas o
mejores oportunidades que los anteriores, se la pasaron mirando el tiempo pasar
(como dice una vieja canción) y al invierno llegar y se quedaron en la orilla
del gran río del desafío, mirando a los que llegaron a sus metas y aquí viene
el producto de estas frustraciones y limitaciones. En palabras del pensador
argentino José Ingenieros: les duele el progreso de los otros, les incomoda
haberse quedado en la zaga y empiezan los petardos: si como profesional, llegó
alcanzar un puesto o un cargo con un sueldo de diez mil arriba y por concurso,
no como los funcionarios ediles de la MPJ que se colocaron sueldos astronómicos
a su gusto y sin medir capacidades ...«Ahhh...¡Qué barbaridad! tremendo
sueldo»...o si como comerciante próspero y honrado (que son muy pocos) alcanza
lo que otros no alcanzaron: «Ahh...es pichicatero...». Claro que en Jaén o San
Ignacio y según las frases del «especialista en narcoterrorismo» Jaime
Antezana, el blanqueo de activos debe agrupar en un «gremio» especial a éstos y
a ellos no nos referimos. Por lo demás, existe mucha mezquindad de parte de
quienes vivieron sus tempranos años mirando pasar los aviones por el cielo y
los autos por las pistas y no hicieron nada para embarcarse.
Muchos de éstos suelen torcer, desalinear,
desorientar o entorpecer mucho más el desarrollo de la nación, creando falsos
conceptos, amasadores de odio, envidia y avaricias, puesto que, con tales poses
totalmente inmaduras, carentes de sustentos reales o enjundiosos, suelen
colocarse como el «vademécum» de la sociedad y creen ser propietarios de la
verdad y la razón. OJO: recalcamos, que quienes suelen hacer estos pregones, en
muchos casos, ni siquiera concluyeron estudios superiores y ya se ponen al lado
del Arzobispo de Lima lanzando anatemas, y sermones en una prédica siniestra
que nos está llevando a consolidar la ignorancia, a petrificar el analfabetismo
que se mantiene estático, mejor dicho, se abona el retroceso y como podrán
palpar, cada vez seguimos peor que antes; porque la mayoría de estos
«antisistemas», «antilíderes»,«heraldos del fracaso», que se ubican muchas
veces en las aulas como «docentes», o en otros lugares en los que más puedan
vociferar sus frustraciones reprimidas, son estos los que mantienen frenados el
tan pregonado desarrollo o progreso, en otras palabras, empujan el carro al
revés y creen que están en lo correcto.
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.
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