Comentario
recogido de RADIO EXITOSA
1- La cosa empieza desde que son candidatos y
reciben donaciones de diversas personas o empresas para financiar su campaña electoral, pero en
lugar de gastar todo lo recibido se guardan una parte importante para
“contingencias”.
2- Apenas
asume el cargo, el electo confecciona la lista de todos los proveedores a los
que el municipio les debe dinero. Luego, hace que se les llame para indicarles
que si quieren cobrar de inmediato, deben dejar un 10% de comisión.
3- Se arman cientos o miles de pequeños contratos
que por su monto no estarán sujetos a control ni requisitos de concursos
públicos o licitaciones. Se “hacen” obras intangibles (mantenimiento de
semáforos, por ejemplo) que no se puedan contrastar y se crea una red de
empresas fantasmas, creadas ad hoc por amigos, que cobran y luego le reembolsan
al alcalde.
4- Si una obra excede los montos colocados bajo el
radar de la ley, tampoco es complicado. Se coordina con los postores y se los
pone de acuerdo: unos harán unas obras, los demás otras, pero todos simularán
competir. Y se concilia para que todos propongan cifras muy por encima de lo
requerido, a cambio de que un porcentaje de la utilidad se quede en casa.
5- También se puede convocar a una subasta
pública casi en secreto, un viernes y se “abren los sobres” el sábado o
domingo. Aprovechando la sorpresa se le pasa la voz a postores amigos para que
“ganen”.
6- Se manda inspectores municipales a cerrar
mercados, zonas informales o locales, y luego se les pide dinero a cambio de no
volverlos a molestar durante todo el mandato (por ejemplo, a empresas de
transporte, comerciantes informales, imprenteros, por citar algunos casos
“hipotéticos”).
7- El cambio de zonificación, por supuesto, es
siempre una buena opción. Cambiar los permisos de una zona de cuatro a ocho
pisos, supone una ganancia para las inmobiliarias de cuatro o cinco millones de
dólares por proyecto. Algo jugoso caerá de allí.
Todo esto es conocido y se
hace desde hace décadas con total desparpajo. Y si así es en las alcaldías, en
las regiones o en el gobierno central es aún
peor.
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