La tan careada palabrita
«democracia» en su significado, deja de serlo, cuando hay sectores que la USAN
no para gobernar al pueblo, si no para su beneficio personal o de grupo.
¿Alguien en su sano entendimiento podría
creer que este par de dinosaurios de la politiquería peruana son tan
indispensables que llevan calentando asientos en el congreso por más de 15
años?
Y vean lo que dicen, pero no se ve lo que
hacen en favor de esos que les dieron su confianza.
El Congreso de la República en sí, está
perdiendo su lugar de PODER DEL ESTADO, para circunscribirse como «PODER PARA
JODER» al Estado. Pusieron todo su interés para que no se reelijan alcaldes y
gobernantes regionales; pero las vacas sagradas del establo no se miraron en el
espejo de la realidad y próximamente podrían volver a reelegirse, por ejemplo a
éstos que lo único que lograron fue la expansión de sus riquezas e influencias
para mantenerse en el poder y seguir parasitando. Congresistas como éstos, han
hecho de su labor una nueva profesión y ya se olvidaron de la que tuvieron, sus
opiniones siguen siendo las mismas de siempre, paleontológicas, sin iniciativas
renovadas que si fueran mayoría, el Perú seguiría en retroceso; pero ya
bastante daño están haciendo a la democracia y su sola presencia genera
nauseabundas reacciones que deben enmendarse, por el bien de nuestra nación.
En lo que resta de sus funciones difícilmente
reconsiderarán aisladas propuestas que se hicieron para que la NO REELECCION
alcance también a los congresistas; con un electorado cívicamente descompensado,
es muy posible que varios de los ineptos de este régimen congresal, vuelvan a
seguir calentando asientos para el siguiente período gubernamental.
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente...
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