Ha de ser incumbencia nuestra editorializar lo que muchos comentan y lo hacen a su modo.
Partimos del testimonio del Ing. Ricardo Rodríguez Baca cuando decía: a ¡Nor Oriente! no se le puede leer caminando, tampoco cuando está exhibiéndose en los kioscos, lo leo cuando estoy reposado, en mi sala».
Una solo referente que dice por todos los demás, puesto que no se trata de un medio de prensa con informaciones ligeras, es UN SEMANARIO y como tal, sus publicaciones no son del momento o del día: son DE LA SEMANA, se recogen argumentadas y comentadas.
No es que en estas páginas escriban eruditos de elevada cultura, como podrán ver, cualquiera tiene acceso a ellas, el asunto radica en sus contenidos: no son ligeros, superficiales, están estructurados algo así como cuando se construye una pared, adobe por adobe o ladrillo por ladrillo y no se puede «mirar» una nota informativa del Semanario, aisladamente, si no, en todo su conjunto: lo que dice todo su contenido.
En mi última visita a la ciudad de Bagua, me entero que un lector, periodista, datero o quien sabe qué...de apellido «Mera», posiblemente acostumbrado a leer «periódicos» y no UN SEMANARIO, pretendió torcer su contenido para enfrentar a este su servidor, con su hermano, fiel, estoico e innato representante nuestro en esa ciudad, desde luego, no con sanos propósitos. Situación que ha sido rechazada y jamás admitida, debido a que, el «conjunto» de esa nota informativa, respecto al corrupto ex-gobernante regional Oscar Altamirano, procesado y sentenciado, que sigue con otro proceso abierto, tenía y tiene como objetivo, ponerle en su cara, su conducta delictiva que quiso maquillar, cuando desde estas páginas le dijeron lo que era y lo que es, acudió al uso mediático de una querella para amedrentar a quien trasladaba la denuncia. Ese fue el propósito y no el fantasma o cuco que vio el ignaro aquel que al informe lo hizo chisme.
¿Cuántos «Meras» leen a este semanario? Indudablemente han de ser muchos y de eso, no tenemos la culpa, que en la escuela o en el colegio (si es que llegaron) no les hayan enseñado a leer.
A sólo tres semanas de cumplir 33 años, nadie podrá refutar la vigencia de este vocero, que nació para marcar hitos, no para seguir la rutina doméstica del común de los medios de prensa escrita que sirven como vitrinas donde se exhiben miserias humanas y morales de todos los días.
Que somos criticados, tenemos detractores o enemigos que cuánto quisieran desaparecer a ¡NOR ORIENTE!, es muy cierto, lamentablemente son muy pocos, frente a la enorme mayoría que nos reclama y nos apoya.
Que nuestro lenguaje es duro, en algunos titulares o en algunos contenidos, no lo negamos y no vamos a rectificarnos, porque aquì se habla como habla el pueblo, no pecamos de puritanos ni de intelectualoides, hacemos lo que se puede, con estilo propio, porque es el reflejo del accionar humano que lleva el sello inconfundible de sus actores.
Que somos lapidarios e insensibles, malos, perversos, etc. ¿Cómo se puede contribuir a lo que tanto aspiran los pueblos en especial de esta parte del país, cansados de ver desfilar tanto sinvergüenza que entran en mototaxi a los gobiernos locales o regionales y salen en camionetas 4 x 4. Cerrar los ojos ante el abuso o la impericia de jueces a menudo provisionales que trafican con el dolor humano?...
Mientras los que hacemos ¡NOR ORIENTE! sigamos frente a este quehacer, jamás declinaremos ni bajaremos la guardia. Desafíanos a cualquiera de nuestros detractores y no detractores, lean un comentario editorial de cualquiera de las 51 ediciones del año «Uno» y comparen con cualquiera de este último año. Aún los estragos parquinsonianos del atardecer humano no aparecen para impedir que nuestra mano siga escribiendo con la misma lucidez y firmeza que lo hicimos hace 33 años cuando mil ejemplares «desaparecieron» de nuestra primera edición devorados por nuestros primeros mil lectores.
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.
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