JAEN.-Los que
vivimos aquí, y a diario tenemos que cruzar o pasar por la Plaza Principal, la
mirada es obligatoria a la belleza y armonía arquitectónica de nuestra iglesia
matriz; pero al mismo tiempo nos estrellamos con el enorme contraste de el
reloj público de la larguncha torre, que hace varios años el tiempo lo detuvo,
o se cansó de marcar al tiempo. En una lado las manecillas quedaron marcando
las cinco de la tarde o de la mañana y en el otro lado, las 8 con 20 minutos.
Para los jaenses, no llama la atención, se ve
como NORMAL debido al prolongado tiempo que lleva malogrado aquel reloj, cuyo
intento por repararlo se hizo en las finales de la gestión de Walter Prieto,
pero allí quedó. Dicen que el técnico que trajeron le llevó algunas piezas, lo
cierto es que, los que más comentan y critican esta desidia, son los
visitantes, a los que se les habla maravillas de nuestra ciudad y sus paisajes,
como si esto, no formara parte de un de
los más importantes paisajes, nuestra PLAZA MAYOR.
Cuántas veces escuchamos hablar de ganancias
fabulosas en la FERIA PATRONAL, dineros en despilfarros de comisiones y
viáticos; pero NUNCA NADIE de nuestras autoridades y de nuestros mismo CLERO,
siquiera en una de las tantas eucaristías, pedir a los que asistimos, un
cuotita más para reparar el reloj, o, el Alcalde, aunque no sea católico, pero
representa a la ciudad, efectuar algún evento público para ese cronómetro.
Peor aún los que integran instituciones
benéficas, ROTARY CLUB, Beneficencia Pública, MESA DE CONCERTACION, la misma
parroquia y el obispado, como si estuvieran en otra ciudad, poco y nada les
importa lo que suceda en la plaza principal, escenario principal de los eventos
más importantes de nuestra provincia.
Con una simple lógica, daría la impresión
que estas autoridades en sus domicilios
tienen las mismas costumbres, de poseer enseres malogrados, chatarra en uso,
que lo arregle el vecino, si el marido o jefe del hogar no quiere.
El analista y especialista en «narcología»
Jaime Antezana, se equivocó al calificar a Jaén como una NARCO CIUDAD, pues los
naracos son los que más se inclinan por los objetos de lujo y cosas nuevas;
pero aquí, más parecería CIUDAD DE CHATARREROS o de RECICLADORES, vea Ud. allí
nomás el edificio del costado del llamado «palacio municipal» o, un poco más
allá los trapos colgando en las azoteas,
armonizando el anti-paisaje con las aguas pestilentes de nuestras calles y los
gallinazos y perros en pleno centro de la ciudad. Sí, de esta ciudad en la que
los farsantes se aprovechan en cada campaña electoral para ofrecer embellecerla
y cambiarla por un «LUGAR MEJOR PARA VIVIR» y vea la porquería que tienen y
mantienen.
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