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martes, 29 de enero de 2013

Matando al carnaval


  Las fiestas de carnaval en países como Brasil, Bolivia, Panamá, las han hecho famosas, pero no por salir en pandillas por las calles a mojar a quien se cruza, si no, por el formalismo de sus festejos.
   Según los historiadores, el origen de los carnavales se remonta a las épocas de apogeo de los faraones en el antiguo Egipto y también en los pueblos Sumerios, hace unos cinco mil años. En el Imperio Romano halló su coyuntura propicia  debido al fanatismo idolátrico de esos tiempos fue fácil rendirle culto al REY MOMO, cuyo significado de esa nominación lo hallamos en el idioma griego.
  Concretamente en ciudades como las nuestras de esta parte del país, comparada con otros tiempos, está muriendo en su esencia formal, para ser sustituída por violencia y delincuencia. Pues so pretexto de mojar «en carnavales», se abalanzan y no solamente mojan a sus víctimas, si no que también les arrebatan lo que llevan.
   Tal situación desde hace algunos años se viene reprimiendo, pero con paños tibios, porque tal vez en nuestra nueva legislación no se considere delito echar agua, pero en la forma cómo lo hacen, sí se colocan al borde delincuencial, por usar métodos violentos y no solamente mojan a sus víctimas, si no que motivan accidentes vehiculares con sangre y muertes.
  Todo lo cual apunta a matar en nuestros pueblos una vieja costumbre que pudo conservarse, si no se hubiese mezclado con la violencia y la pillería. Muchos recordarán las «decentes mojadas» que antes se daban entre familias, vecinos de barrio, en el día y por las noches, las yunzas «unchas» o «palos de carnaval», etc. Eran días de sano regocijo y celebraciones comunales, vecinales. Todo eso, ha muerto en ciudades como Jaén, Bagua, Bagua Grande y otras, que ha de ser muy difícil recuperar el tiempo y las costumbres perdidas, debido al proceso de INVOLUCION que termina por cambiar todo, pero para ubicarse en lo negativo, a la par con la moral pública, que se nutre de estos retrocesos, para llegar a carnavales como los que ahora vemos, con policías persiguiendo a los «mojadores»; porque se desvíaron del correcto sentido de carnavalear. Así es como se va matando las buenas costumbres para dar paso a otras que no son tan buenas. Salvo mejor parecer...

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