Semanario ¡Nor Oriente!. Los únicos de la Región. ¨Por la Verdad, con la Verdad, hasta la Eternidad¨

lunes, 3 de noviembre de 2014

Levantando muertos

En estos días, las fiestas o reuniones que no se hicieron en casa, se trasladan a los cementerios.
  Habría que acudir a especialistas para definir nuestra idiosin crasia: o somos masoquistas, fetiches o simplemente, esclavos de las tradiciones y costumbres que, A PESAR de ver y saber que a quienes enterramos o sepultamos les llamamos «restos», «despojos» mortales, nos olvidamos de eso y seguimos creyendo que  allí está bajo esa lápida o esa tumba. Allí le llevan flores, le prenden velas. En los casos de más extremo folklorismo, les llevan músicos, rezadores, sus potajes favoritos que solía comer el finado, etc.
  Visitar un cementerio en días como éstos, resulta un tanto divertido para mirar y admirar hasta dónde llegan nuestros congéneres, que irónicamente, cuando en vida tenían a sus seres queridos; raros o muy pocos le amaban o asistían como después de muertos y en el extremo de la frivolidad, vea Ud. aquí nomás en nuestro cementerio de Fila Alta, cómo hay ciertas familias pudientes que ya tienen (aunque sea vacíos) sus mausoleos disqué en los que se sepultará toda la familia. Un poco más y tenemos revividos a los faraones a los señores de «Sipán», con tumbas reales en las que pedirán ser enterrados con sus concubinas, sus mascotas y hasta con el vecino o la vecina de enfrente, si hubo algún vínculo por allí.
  De tal estultez se aprovechan los avivatos de la Beneficencia Pública de Jaén y pregunte Ud. cuánto cuesta un «solar» para un difunto y cuánto para dos o varios, precio similar a un solar en el centro de la ciudad, por todo lo cual, fluyen las siguientes interrogantes: ¿Sabrá el finadito que está «descansando» en un cómodo ambiente? ¿Escuchará o sentirá que le están rezando? Sus esqueletos momificados con el tiempo ¿Sentirán lo que sus familiares pretenden hacerles escuchar? ¿Hasta cuándo vamos a seguir mirando que los muertos entierran a sus muertos? (Lucas 9: 60)

       Nororientalmente: EL DIRECTOR.

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