Las
recientes confesiones públicas de conocidos pereso najes de la farándula como
Ricardo Morán, Rodrigo González «Peluchín», Beto Ortiz, entre otros tantos EN
LIMA, nos pone frente a una situación desalentadora respecto al porvenir de la
niñez que mayormente se «pega» en las pantallas debido a que los horarios de
los llamados programas «basura», no
están debidamente condicionados.
Si bien es cierto, la homosexualidad no es una
enfermedad que se contagia; pero de un tiempo acá, la han convertido algo así
como en una MODA y no por estar en el lado
de los homofóbicos (aversión
obsesiva a los homosexuales), si no por la preocupación que nos
embarga viendo poses descontroladas abierta y manifiestas de amanerados, cuyas imágenes
pueden formar parte de lo que llamamos «moda» y habría que escoger en adelante
entre generaciones sexualmente definidas o indefinidas. Pues no
solamente la televisión limeña se ha convertido en REFUGIO DE MARICONES, como
diría Monseñor Luis Bambarén o como pide el conocido comentarista deportivo
Phillip Butters: DESMARICONIZAR LA TELEVISIÓN, que ya se ha vuelto imparable y
aquí un ejemplo como simple referencia y esto va para Condorcanqui: año 1975,
no existía ningún homosexual indígena: año 2005, en plena plaza principal los
vimos con sus cabelleras pintadas rubias, jugando voley varios aguarunas
«contagiados» ¿Qué pasó? ¿La tenían escondida?. Indagando en esos lugares.
efectivamente, «hay quienes llevan oculta la mari conada» y sólo les falta una
ocasión propicia para mostrarla y eso fue lo que sucedió recientemente con el animador
Ricardo Morán o como Rodrigo González, «Peluchín» ¿Cuántos de estos tendremos
en nuestras televisoras locales? Al parecer ya empezaron a mostrar su
«mariconcito» escondido.
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.
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