Después
de 1,594 editoriales, siento la necesidad de volver a escribir otro, con el
mismo contenido, pero en época distinta, pues han transcurrido casi 34 años y
vean ustedes lo que sigue sucediendo en Jaén y seguramente en otros pueblos.
Esta vez no apuntaremos tanto a los
protagonistas de nuestras desgracias, si no, a los que sabiendo lo que les
hacen, sintiendo y mirando lo que hacen, extrañamente permanecen quietos,
mudos, masticando sus iras, pujando sus rencores, presos del tiempo y la
modorra que reduce al ciudadano a su mínima expresión de un guiñapo, cualquier
cosa, menos un ser pensante, peor aún, UNA PERSONA que haga respetar sus
elementales derechos.
Los jaeneses han perdido el decoro, la
decencia de otros tiempos, cuando el HONOR estaba primero y por la honra se
moría o se mataba. Hoy, cualquier charlatán, cualquier comerciante con etiqueta
de empresario, nos ensilla y se monta para pisotearnos, gracias a la
mansedumbre medieval, de gente que está perdiendo el sentido de sus valores y
aceptan lo que tienen o lo que les dan.
Si bien es cierto, la ciudad de JAEN, nada
tiene de original, ni de tradicional, las cuatro familias de abolengo,
prefirieron marcharse a otros lugares, o desaparecieron mimetizándose y confundiéndose
con los demás, con los inmigrantes que llegaron en busca de nuevos horizontes y
eligieron este valle, porque lo hallaron propicio, fértil en sus tierras, rico
en sus gentes de corazón noble, pero cojudos para seguir tomándolos como una
mercancía más de sus negocios y así fortalecer sus empresas.
Los cutervinos, ubicados aquí nomás «alpié»
de Jaén, desde hace tiempo nos vienen dando formidables lecciones de DIGNIDAD,
al defenderse de intrusos y maleantes disfrazados de autoridades o gobernantes,
mientras que acá, el arroz chaufa que tenemos con una mixtura de pobladores que
vinieron de los 4 puntos cardinales a explotar lo que aún queda de estas
tierras, les interesa un comino lo que suceda en la conducción de los destinos
de estos pueblos.
Hace muchos años hicimos una reseña
documentada de cómo a excepción del finado ex-alcalde Ricardo Neyra Montoya,
casi la totalidad de los que pasaron por el municipio, al final, resultaron con
propiedades rurales. Esas haciendas de la Beneficencia Pública fue el botín de
las que se repartieron y no dejaron nada. Anecdóticamente hubo un alcalde que
tuvo el desparpajo de pedirle al director de este semanario, le deje construir
el segundo piso de su casa, otros, mucho peor, el saqueo a la comuna siempre
fue a cuál más y a más no poder. Por haber trabajado muchos años en las
notarías más antiguas de la ciudad, el suscrito conoce el origen de las
propiedades urbanas de muchos de éstos. Pensaba que ya no había más que le
roben al pueblo, pero estuvimos equivocados, ahora este alcalde, comerciante de
terrenos en «urbanizaciones» cuyas licencias ya podrán imaginarse la manera que
las consigue, ha encontrado un nuevo rubro para seguir amasando fortunas y ya
nos echó a su alforja con el cuentazo del terreno de 11 Hás, para PARQUE
RECRACIO NAL FAMILIAR por más de DOS MILLONES de soles cuando al lado están
regalando 25 hectáreas, lo mismo para el relleno sanitario.
Digan señores lectores: ¿Se le podrá creer a
este gobernante local que la compra es limpia, si la primera «obra» que hizo
fue encementar la calle para su centro comercial, esto, desde que empezó su
gestión? Como si fuera poco, siguió encementando calles que conducen a sus urbanizaciones para elevarles
el precio a sus solares y el rumor persistente que cerca ese futuro parque
recreacional tiene terrenos para más de sus urbanizaciones? Que su tesorero
compra pollos en una tienda de confecciones y el cuñado de éste le vende desde
una aguja hasta computadoras a la comuna?
¡Pobre
pueblo!...
...¡¡¡¿Hasta
cuándo?!!!...
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