Mucho se ha dicho y se ha escrito; pero lo que vimos y escuchamos
aquel imborrable 05 de junio, sigue latente como la herida abierta que en vez
de cicatrizar, más se ahonda y supura por las conciencias de quienes aún siguen
siendo víctimas de los abusivos, mientras los que dominan escenarios jurídicos,
un poco más y quedarán limpios de todo.
Sin embargo, hay interrogantes que aún siguen
flotando, gracias a las defensas precarias de quienes patrocinan a los nativos
victimados:
1º).- Porqué se cerró el ingreso al escenario
de la trifulca durante 4 días después
del llamado desalojo? No dejaron ingresar a nadie, de la pista hacia arriba o a
la parte baja, mientras se vislumbraban columnas de humo ¿Qué quemaban?
2º).- ¿Porqué abandonaron la búsqueda del
Mayor PNP Bazán Soles? Si fue asesinado por los aguarunas ¿Dónde están las
evidencias o pruebas?
3º) Hay un testimonio el del fiscal superior
de ese entonces Dr. José Loayza Ventura que declaró a este semanario el mismo día de los sucesos: «Por lo menos, con la intervención de los 6
fiscales que estuvimos allí, hemos salvado las vidas de no menos de 18
indígenas, porque si no, los hubiesen desaparecido».
Estas, entre otras son las envolturas del
blindaje para proteger al gobierno aprista y sus funcionarios que como se está
viendo, están a punto de ser declarados como víctimas para arremeter contra los
que a la luz de los ojos del mundo, fueron atacados abusivamente, con armas de
guerra; que se ha desconocido el informe EN MINORIA, punto clave para entender
la enorme magnitud de este hecho y este proceso judicial, a todas luces
viciado.
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.
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