Nos parece bastante curioso, especial, singular, etc. ver en
varios lugares el letrerito: «Reservado, zona arqueológica» y si alguien
ingresa, ya se imaginan lo que le espera.
Curioso y hasta irónico, saber que quienes
destruyeron todo lo que hoy se llaman «zonas reservadas, arqueológicas», sus
descendientes, se preocupen en proteger los restos o despojos de lo que dejaron
sus ancestros.
Se ha dicho y demostrado hasta el cansancio
que América o el Tahuantinsuyo, NO FUERON DESCUBIERTOS, sólo INVADIDOS por
abusivos extranjeros que arrasaron con todo, destruyendo no solamente ciudades,
también sus raíces culturales. Imagínense: en épocas de la Conquista, a los
sometidos «indios» les estaba prohibido entonar sus cantos y vestir de acuerdo
a sus costumbres, bajo amenaza de ser azotados. La ciudad de Lima ¿Creen que
fue fundada en un desierto inhóspito y despoblado? ¡No señores! Fue construida
sobre las ruinas en las que convirtieron al reino Pachacamac que allí se
ubicaba; por eso, las «huacas» o restos
arqueológicos que no pudieron borrar y quedan hasta hoy, por San Isidro, en el
que hoy es «Parque de las Leyendas», Miraflores, etc. Así como en Lima, sucedió
con todas las ciudades que destruyeron para volver a construir sobre sus ruinas
que ahora llaman «zonas reservadas» y si alguien se propusiera recuperarlas,
habría que volver a destruir las estructuras de las actuales.
¿Cuánto cuesta recuperar esas ruinas? Saque
Ud. su cuenta. Su «recuperación» o reconstrucción mal hecha, debe servir para
avergonzarnos e indignarnos de todas las tropelías que hicieron y siguen
haciendo los descendientes de quienes nos conquistaron.
Salvo mejor parecer...
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