Para quienes nos hemos formado de la mano con
una Biblia, en tiempos como éstos que diversos medios de comunicación vienen
dando alarmantes voces de alerta con anuncios casi apocalípticos, hemos vuelto
a revirsar el Sagrado Libro en el Génesis (VII) y claro, en esos tiempos
(aproximadamente hace más de 3,500 años), no había prensa, ni internet, tampoco
observatorios satelitales ni meteorológicos, dogmáticamente habría que aceptar
que era Dios el que le anunciaba al Patriarca Noé, que por ciega obediencia,
empezó a construir un arca, un yate gigante, un barco, o lo que sea, en pleno
lugar inhóspito, con matorrales desérticos, de modo que casi nadie le creyó que
esos lugares se inundarían tanto como para hacer flotar ese barco y lo
consideraron loco, charlatán, etc.
Hasta que llegó el día del DIA, enormes
nubarrones, cielos oscuros, truenos, rayos y relámpagos, seguidos de
torrenciales lluvias, 40 días, 40 noches, dice el Génesis en esta historia
bastante conocida y que por eso ya no ampliamos; porque deseamos referirnos a
los anuncios que en estos días se vienen haciendo y nos preguntamos ¿Podrán
equivocarse tanto los científicos con aparatos de modernas tecnologías
digitales y electrónicas que monitorean (vigilan, controlan, evalúan) a los
océanos las 24 horas de todos los días?...
Opinamos que en ESTE CASO, las incredulidades
deben quedar muy lejos, no por nada los gobiernos de los países que serán los
afectados han destinado muchos millones de dólares para prevenir y evitar
catástrofes mayores, cosa que dudamos mucho lo puedan conseguir, pues en el
estilo griego clásico diríamos que CUANDO LOS DIOSES se irritan, no hay nada
que los contenga.
Salvo
mejor parecer...
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