Todos estos días se han hecho públicos pronunciamientos, relatos, condenas y protestas de toda forma y estilo, con un fondo más protagónico que cívico-patriótico.
Todos han apuntado a los disparos, la masacre de aguarunas y huambisas; PERO NADIE ha visto el significado de este acontecimiento más allá de los balazos, culatazos y puntapiés contra los indefensos.
Como el UNICO MEDIO DE PRENSA de Jaén que arriesgó la vida de uno de sus reporteros (hijo del Director) pudimos recoger imágenes de escenas y testimonios que aún guardamos clasificados.
Lo que no se dice es que el llamado BAGUAZO marcó el primer hito histórico de la consolidación más completa de nuestras razas: LOS MESTIZOS y LOS INDÍGENAS. Por primera vez se unieron ambos por un sentimiento común: LA DEFENSA DE SUS DERECHOS con una trascendencia que rompe todos los esquemas sociales nunca antes vistos.
Estuvieron esquivando las balas los que desde la selva llaman «colonos» o «mestizos», juntos con los que desde acá se les llama «aguarunas o indígenas». Allí desaparecieron las diferencias raciales y sociales, más de mil ronderos que no eran de «patria roja» se unieron a los agredidos selvícolas, los protegieron de las embestidas asesinas del ejército del desaprecido suicida cobarde Alan García, los auxiliaron curando sus heridas. En este episodio que tuvo que ser casi en los mismos territorios que a finales de los años 1780-800 los selvícolas arrasaron a los españoles y sus descendientes, es en estos mismos escenarios que estas razas se fundieron en el crisol de la historia y lucharon para defenderse del enemigo común: el gobierno déspota y abusivo que pretendió negarle sus derechos y hasta su condición de seres humanos al catalo garlos de «segunda clase».
DIEZ AÑOS HAN PASADO y podrían pasar muchos años más de esta herida que seguirá sangrando, mientras no se reivindique a estos pueblos todos sus derechos concul cados, hasta que dejen ser «DE SEGUNDA», con escuelas y carreteras que les permita colocarse al nivel de los demás pueblos del Perú.
EL DIRECTOR.
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