A muy pocos días del evento trascendental en nuestra historia Republicana (habría que llamarla así por ahora); como medio de prensa escrita, con más de 31 años de presencia y vigencia en esta parte del país, como testigo de excepción, por más de 50 años, de los cuales, más de 40 dedicados, más que a comunicar, a denunciar lo que otros no pueden; en todo este tiempo, hemos visto desfilar numerosos gobernantes provinciales-distritales y regionales.
Les consta a nuestros lectores, de los grandes titulares que en nuestras primeras páginas se exhibieron con denuncias de robos, negociados, favoritismos, denuncias y procesos judiciales, etc., como que ha de constarles también que, todas estas denuncias y escándalos, se apagaron en los diferentes juzgados y ninguno de los denunciados ingresó a la cárcel, por muy grande el robo o el escándalo, que para éstos, al robo, la ley le ha puesto el apodo de «peculado» y se libran del calificativo de ladrones. (No se les puede decir «peculeadores»).
Con toda certeza, podemos afirmar que uno de los aspectos que más problemas origina a la sociedad, son precisamente estos gobernantes; porque por sus actitudes inmorales, empiezan a crear camarillas o entornos comprados, primero, entre sus regidores: los «leales»,que son los que comparten los latrocinios y los «desleales» que son los que no comparten.
Igual sucede con los periodistas o comunicadores: los que se venden, se empeñan, alquilan o prostituyen, atacan a los que no compartimos con su autoridad corrupta y así, se dan enfrentamientos públicos que se extienden hasta la ciudadanía que inclusive suelen llegar a los enfrentamientos físicos, personales y hasta los asesinatos, como ocurrió en Pucallpa.
En Jaén, pasó lo mismo con un alcalde que ahora quiere volver al sillón municipal. Dividió, enfrentó y descompuso la armonía del vecindario.
Esto, es lo que se debe tener muy en cuenta al momento de elegir a nuestros futuros gobernantes.
Pero lo difícil está en que al momento de elegirlos, no se les conoce bien, como suele ocurrir en los matrimonios, ambos ocultan sus «debilidades» y las van sacando a pocos.
Sin embaargo, con todo lo visto y vivido, hay indicadores que podemos tomar en cuenta y hemos escuchado a muchos que también así están pensando:
1.- Cuando se ve a candidatos desesperados por llegar a ser gobernantes y persiguen al cargo, en varias ocasiones.
2.- Cuando los aspirantes, invierten miles de soles en propaganda, empapelando paredes y muros, ensuciando con esmalte todos los espacios posibles, sueñan y hasta deliran en la idea que ya llegaron al poder.
3.- Las tendencias comerciales o «empresariales» (así se hacen mencionar) que identifican a éstos. Pues no dan puntada sin hilo o mejor dicho, donde meten una aguja es para sacar una barreta.
Con éstos, se debe tener mucho cuidado, que una vez llegados al poder, con el mismo poder lo compran todo, inclusive, autoridades.
De allí, lo delicado y muy riesgoso que es darle su voto a cualquiera de estos, «buenos vecinos», «buenos amigos», «buenos empresarios», etc.
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente:
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