Arquéologos e
historiadores han demostrado que los pobladores de este llamado «nuevo
continente» son tan antiguas como los del «viejo»; hay evidencias de su
presencia en toda América del Sur, desde
hace más de cinco mil años.
La desgracia para los «descubiertos» fue el
grado inferior de la cultura de los
aventureros que por error y por ignorantes llegaron a las costas nororientales
de este continente y creyeron haberlo descubierto. Cristóbal Colón, ni siquiera
lo imaginó en sus primeros viajes, tan ignorante estaba que aseguró haber
descubierto otra ruta para llegar a Cipango La India (y nos llamaron indios) en
aquel entonces por el «bum» del té.
Desde esas épocas 500 años de la «fundición»
de estas razas, como ven, las pillerías y saqueos siguen tan igual como en las
épocas de la Conquista. Los avaros que llegaron se reprodujeron y ahora los
vemos en cada uno de nuestros habitantes, atesorar, acumular riquezas, matar
por herencias, pelearse hijos y hermanos por riquezas, pestes y epidemias de
las peores que hasta hoy nuestros indígenas de la amazonía siguen temerosos y
huyen de los «occidentales» cada vez que se les acercan.
Como que se reafirmaba esa ignorancia, hasta
hace poco a esta fecha que pasó ayer, se la conmemoraba como «EL DIA DE LA
RAZA» ¡Qué tal ofensa!. Hoy, felizmente pasa como un día más en nuestro
calendario, pero no por ello vamos a perder la ocasión de comentar la forma cómo nos hundieron en la
miseria moral, material y espiritual los asaltantes que llegaron y todo ello,
avalado por un cura. Amen.
Nororientalmente: EL DIRECTOR.
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