Así como en Ecuador el
presidente Rafaél Correa vetó y prácticamente expulsó a la repulsiva «abogada
de los pobres», tengo la plena certeza que lo mismo habría hecho con los
programas televisivos que esta semana le dieron extenso espacios a la
ex-congresista, por desgracia, Susy Díaz, simplona semianalfabeta que por donde
se la mire o se la escuche, sólo derrama lisuras y basura que puesta a los ojos
de niños y niñas constituye el más grave
atentado a la cultura y moral de los peruanos.
El lunes último, mientras me cortaban el
cabello en una peluquería, ví cómo la estilista con su televisor a todo volumen
ponía uno de esos reportajes para que sus hijas se entretengan (una de 9 y otra
de 12 años aproximadamente) y con mucha preocupación pensaba que así como esta mamá ¿cuántas otras más ve esta
basura televisiva para usarla como «distracción» o entretnimiento? Con toda
certeza, es la más amplia mayoría de peruanos de ancha base de nuestra pirámide
social.
Metido como «chef» protagonista de esta salsa inmunda, el gay periodista BETO
ORTIZ que seguramente aumentó enormemente sus ingresos con un «raiting» de más
allá de los 30 puntos, con su programa «EL VALOR DE LA VERDAD» ¡Qué tal
nombre!, cuando como lo verán, es todo lo contrario y debería llamarse «el
valor de la farsa» ¿Y qué se difundía? Nada más y nada menos que las
confesiones de esa falsa rubia que se gana la vida enseñando su trasero para
exhibirse borracha protagonizando escándalos en las discotecas. Contaba su
«valerosa verdad» de cómo uno de sus amantes que por la edad puede ser su hijo,
se dedicaba al consumo de marihuana y que élla «solamente probó una vez la
cocaína» y por esas confesiones el gay Ortiz le pagó 50 mil soles... ¡Increíble, pero cierto! Tremenda brutal
agresión al pueblo desprotegido, merece no solamente el rechazo rotundo y el
más enérgico, si no también un clamor de condena y una súplica algún
comapadecido defensor de la moral pública HAGA ALGO para evitarlo...
Salvo
mejor parecer....
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