Porque somos coherentes con nuestros principios. Los jaeneses se han desfasado de sus ancestros y solamente se usa el agregado «Bravos Pakamuros» como una etiqueta comercial. En la práctica, a los bravos Pakamuros no los conocemos, ni siquiera a sus descendientes.
Este Semanario no podría contribuir a una desarticulación de nuestra historia; porque nuestra misión fundamental es INTEGRAR y no seccionar o desintegrar.
Nos hemos olvidado que cuando la ciudad de Bellavista era la más importante en esta parte del país, los jíbaros o descendientes de esos que les llaman «bravos Pakamuros», llegaban desde muy lejanas comunidades indígenas para intercambiar sus productos, cuando en ese entonces les llamaban «chunchos». Eso y mucho más hemos olvidado; pero sí nos acordamos cuando se habla de petróleo, de madera, de oro o de plantas medicinales. Tremenda ironía. Hoy, esos pobladores están en proceso de agonía social, son objeto de brutales agresiones por parte de todos los gobernantes, los han dejado más allá del patio trasero de la patria, no obstante ser los legítimos peruanos. Simple comparación; en el país vecino, frente al territorio de los nuestros, si viaja a Loja, usted verá cables eléctricos como telarañas que cruzan de cerro a cerro, por las noches la más solitaria cabaña con alumbrado ¡Qué vergüenza! Mientras que a pocos kilómetros en línea recta nuestras comunidades nativas por las noches no existen, permanecen a oscuras; pero ya están afincadas allí poderosas empresas mineras para robarnos el oro de nuestras montañas y por esas ambiciones están dividiendo y enfrentándolos entre nativos porque dividiéndolos es más fácil para ellos robar nuestra riqueza. Han hecho trizas nuestra soberanía instalándose con sus concesiones en plena línea fronteriza. Una veregüenza condenable que los más cercanos vecinos suyos (de Jaén), se mantengan en absoluta indiferencia.
Nororientalmente: EL DIRECTOR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario