El 9 de febrero se cumplieron cinco años del intrigante asesinato del que en vida fue Dr. Augusto Wong López.
Esperábamos ese día que los numerosos periodistas, comunicadores, medios de prensa escritos,hablados y televisados de Bagua, de esos que tanto reclaman y se quejan por cualquier cosa, como si estuvieran haciendo causa común con los asesinos, ninguno se pronunció. Excepto el periodista Jacob Rivera y Esly Silva, los demás pasaron por alto el eco de los cansados esfuerzos de la viuda y de sus hijos. Como que todos los hipócritas de hoy, que guardan silencio, solamente fueron «amigos» del finado, cuando necesitaron una consulta o un favor.
Maldita ingratitud que podría servir como REFERENTE. Se cansaron las trabajadoras del Hospital y de la Red de Salud, los mal llamados «frentes de defensa» ya no se les escucha. Mucho peor, los fiscales, jueces y policías. Sentenciaron a los autores indirectos, para engañar al pueblo y tienen miedo señalar al VERDADERO ASESINO.
Nuestro corresponsal en Bagua, fue el primero en recoger la mañana siguiente, el comentario del vecindario que señalaban como autor al entonces gerente subregional WILFREDO BECERRIL, hermano del charlatán amatonado congresista, cuyo poder ya vemos para qué lo usa y con este amatonado hacen causa común todos los que llevaron al congreso a los dos amazonenses. Lógico, ninguno de ellos va a pedir investigar al hermano de su cacique.
Así suceden los CRÍMENES PERFECTOS, gracias al rebaño que tiene miedo alzar su voz para exigir justicia plena. Salvo mejor parecer...
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