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martes, 9 de noviembre de 2010

Algo sobre la Canción Criolla

Aunque lo hicimos «a la volada» en nuestra edición pasada, esta vez, consideramos muy importante para nuestro acervo cultural, el comentario que hace el reconocido sociólogo y profesor universitario Antonio Zapata (LR:03-11-10) y se refiere al opacamiento desde hace 11 años, al día dedicado a nuestra canción «bandera», por el extrajerizante DIA DE HALOWEN, que constituye el inminente y seguro anuncio de la desaparición de todo vestigio de criollismo nacional que dejó atrás una época de esplendor, que no se sabe aún si será la desaparición definitiva de este género que identificaba a los peruanos en cualquier parte del mundo.

Al respecto, el escritor limeño José Antonio Lloréns ha publicado un sustancioso libro en el que se hace una enjudio sa reseña sobre la música criolla que apareció durante el período de Reconstrucción Nacional después de la Guerra del Pacífico. El vals era muy apreciado por ser un baile en pareja, que se abraza y toma de las manos en contraste con los bailes anteriores, donde primaban las cuadrillas casi teatrales, propia de los tiempos coloniales, el vals se impuso como esencia de una nueva época musical.

La primera etapa corresponde a la llamada GUARDIA VIEJA que combinó valses vieneses con música de zarzuela, entonces destacó «El Tunante» Abelardo Gamarra que publicó un célebre periódico llamado «La Integridad» y compuso su primer vals de impacto popular «La Andarita» en homenaje al bandolero Luis Pardo, contribuyeron a esta popularización los intérpretes Montes y Manrique que hicieron sus primeras grabaciones en los primeros discos de carbón el año 1912.

La Guardia Vieja dio paso a la segunda hornada donde la destacada figura fue FELIPE PINGLO ALVA quien inició la EDAD DE ORO de la canción criolla. No fue un purista, sino, un innovador. Pinglo cambió el vals criollo que había recibido de los fundadores con géneros musicales argentinos, mexicanos y norteamericanos, trasmitidos gracias a las cortinas musicales de las primeras películas del cine sonoro. Así, renovó profundamente el vals y fue resistido por los tradicionalistas, apegados al momento inicial, además Pinglo fue poeta y supo componer una letra inspirada y sentimental.

La edad de oro acompañó el apogeo de la radio y con un primer traspié en los 60, llegó hasta los críticos años 70, entonces la canción criolla fue adoptada por el Gobierno Militar de Juan Velasco Alvarado, su estatus se elevó oficialmente a representación del Estado, ascendiendo de música costeña a símbolo de la unidad nacional debajo de los militares. Este nuevo puesto fue político y artificial. Cuando cae Juan Velasco, se derrumba su obra, nadie recogió su herencia. Al contrario, en los años 80 los dueños de los medios de comunicación que recuperaron sus propiedades se encargaron de proscribir todo lo que oliera a reformas. De pronto la canción criolla pasó al símbolo del silencio, fue arrojada de los círculos de difusión masiva. Así la crisis de la canción criolla tuvo doble origen: su conflictiva relación con la política y las transformaciones sociales en Lima. Esto debería causarnos un poco de vergüenza si vemos a los ecuatorianos que NUNCA cambian sus pasillos.

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