1ª lección: que, los peruanos todavía no hemos aprendido a valorar el significado de nuestras responsabilidades: el Estado propicia y auspicia estos descuidos, por ejemplo, permitiendo que construyan viviendas en lugares de alto riesgo geológico y geográfico, zánoras, riberas de ríos y quebradas, alpié de cerros, etc. luego vienen los desastres, una movilización, bloqueo de carreteras y el Estado «papá» corre con ayuda y apoyo. Algunos funcionarios, alcaldes, jueces, fiscales, (no muchos felizmente), militares o policías, olvidan su rol ante la sociedad y llevan una vida descuidada, licenciosa, exponiéndose al peligro abiertamente y después el Estado «papá» que responda por tales descuidos.
En el caso del asalto a los puestos policiales de Puerto Ciruelo y de Santa Rosa, que suponemos no han de ser los últimos ataques a la policía, y con el respeto que se merece la memoria de los señores difuntos, pagaron con sus vidas y las de otros inocentes, este descuido, desde luego con el «auspicio» de una falta de fiscalización de sus superiores y del propio Ministerio del Interior que en otros tiempos, los agentes de inteligencia y contrainteligencia estaban delante y por encima de todo acto sospechoso. Antes que los vecinos se enteren, ya se sabía quién o quiénes estaban merodeando por allí. En este poblado que es muy pequeño, aquí rápido se sabe quién es del lugar y quién es visitante. Nos enteramos por versiones de un poblador de este distrito, que «desde hace un mes aproximadamente, dos sujetos de mediana estatura, uno «blancón» y otro azamba do, jóvenes, extrañamente llegaban pretextando comprar café, y se reunían a tomar licor con otros parroquianos en un bar que se ubica muy cerca a la comisaría».
Al parecer, los habían «reglado», espiado, vigilado y sabían todos sus movimientos, inclusive el armamento que tenían y hasta la cantidad existente.
2ª lección: desterrar ya la nefasta y casi absurda tradición de gobernantes y autoridades en sus intentos de paliar o maquillar las desgracias que no pueden afrontar, lo hacen con admirable facilidad, dicen o declaran a los medios de prensa, frasecitas como las siguientes que hemos recopilado de algunos medios de prensa escrita (menos de este vocero que jamás se presta al mermeleo):
Esto, en cuanto a titulares en medios de prensa escrita como simple referencia, a lo que agregamos otras clásicas del tradicional cojudeo, como estas:
-«Iremos hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga».
-«Los tenemos cercados»...
-«Estamos tras los pasos»...
-«Tras un minucioso trabajo de inteligencia...»
-«Murieron con honor...»
-«La patria les rinde homenaje»
-«Comparto el dolor de sus familiares, estoy conmovido»...y hasta se les escapa algunas teatrales lágrimas, como en el caso de la ex-ministra de la Mujer García Naranjo en Cajabamba.
Estas y tantas otras frases de «cliché» que para quienes estamos en este trajinar, son bastante conocidas, sabemos perfectamente que sus contenidos están totalmente vacíos, Ud. mismo amigo lector puede comprobarlo, por ejemplo, con los asesinados en el VRAE.
Aquí, se necesita más responsabilidad, más sensibilidad. No se debe llorar siempre sobre la leche derramada, o para ser más sinceros, terminar esta reflexión recordando a la Sultana Axia, madre del último rey moro Boabdil en España cuando al verlo llorar derrotado, le dijo «lloras como mujer, lo que no pudiste defender como hombre». Esto es lo que tenemos que desterrar los peruanos. Salvo mejor parecer.
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.
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