Del Maestro? o del Profesor?
Después
de un semestre totalmente escabroso, lleno de interrupciones por las constantes
paralizaciones de las actividades escolares: huelgas, paros; «talleres»,
feriados largos, este fin de semana, volvieron a tomarse su otro feriado largo,
los profesores del país, olvidando las promesas y compromisos de «recuperar»
las clases perdidas, cuentazo al que nos tienen acostumbrados.
Conocemos de la modestia de algunos docentes
que batallan internamente por cumplir sus compromisos, pero contra ellos
existen muchos otros, que se sienten con todo el derecho de ser homenajeados(as)
y hasta insinúan a sus dirigentes de aula, hagan su «chanchita» para que les
compren su regalito y porqué no, un agasajito. Conchudez que caracteriza a
muchos de éstos que suelen ser los últimos en cumplir, pero los primeros en
reclamar.
Pero el tema que como docente o profesor que
soy (aunque no esté en las aulas mi título no ha sido cancelado), veo con mucha
preocupación la permanente devaluación, retroceso, pauperización, en suma: se
llama abandono total del autoestima de los docentes, especialmente en lugares
como éstos, a tal punto que su sola presencia en muchos lugares pasa por
desapercibida o simplemente, ignorada o rechazada en el peor de los casos.
Y no por gusto, empezando por su rendimiento en las aulas, los alumnos
llegan a sus casas y comentan, en caseríos, el abandono de sus labores, cuatro
días (una semana) por «fin de mes» para ir a cobrar y cuando vuelven de cobrar,
las tremendas borracheras en sus caseríos, en muchas ocasiones suelen hacerse
faltar el respeto de los padres o madres de familia y en el peor de los casos,
se involucran en actos reñidos con la honra de sus alumnas o las esposas de los
campesinos, manoseos, acoso sexual, tocamientos indebidos, etc. Pero están
luchando por aumentos de salarios, preparación de clases, por área rural, por
frontera...
Hemos colocado dos muestras fotográficas que
pintan dos épocas magisteriales: La que nos duró hasta las décadas del 60 ó 70
y de allí, la de la descomposición y pauperización. Cuando fui Director del
Colegio Bracamoros (80-83), tuve que incidir sobre los buenos modales,
presentación, comportamiento, que ya hacía su «ingreso» a los planteles,
influenciados por las corrientes ultraizquierdistas proletarias, empezaban a
despreocuparse de su vestimenta, asistiendo con zapatillas, greñas sin peinar,
ropa sucia, malolientes de las axilas, etc., situación que en esos tiempos no
se permitió en el otrora «Glorioso o Coloso» «Jaén de Bracamoros»; pero, llegó
la época del peor retroceso magisterial con el fujimorato, se crearon escuelas,
colegios e institutos particulares convirtiendo a esta sagrada profesión del
APOSTOLADO en el NEGOCIADO, lo que hoy, estalla en los inocentes educandos que
tienen que aceptar como «normal» todos estos desbarajustes en las aulas,
docentes que asisten con sandalias, no se quitan el gorro y con ese cuento de
la «democratización» de la enseñanza, reunirse con sus alumnos o alumnas en
lugares no aceptables, pasa también como «normal».
¿Existen
diferencias entre Maestro y Profesor?
Profesores pueden ser muchos, pero MAESTROS
llegan a ser unos pocos. Al revisar el Diccionario de la Lengua Española, el
significado de la palabra «profesor» es bastante escueto: «persona que enseña
una ciencia o arte». La palabra Maestro, es pródiga en cualidades semánticas:
«De mérito relevante»; «Título que en algunas órdenes religiosas se da a los
encargados de formar discípulos o predicadores o también sirve para condecorar
a beneméritos».
El 6 de julio que pasó ¿A quién
homenajeamos?...
Se lo dejamos a su criterio.
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.
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