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miércoles, 6 de febrero de 2013

La DIGNIDAD de Ananías con la MORAL DE TARTUFO


Lo malo de Ananías es que para hablar, no se pone de acuerdo con el DICCIONARIO de la RALE, no lo revisa o no lo conoce.

  El viernes pasado, se conmemoraba en el país el DIA DE LOS MÁRTIRES DE UCHURAKAY, no pudo perder tan importante ocasión para mandar «saludos» a los periodistas que no se sometieron a sus propuestas mercantiles y como debe ser el periodismo, en este vocero, nos pusimos a la otra orilla desde donde podemos mirar mejor lo que hace y lo que no hace. Para refrescarle un poquito y ayudar su cacumen, le trasladamos aquí un pequeño fragmento de lo que bien podría decirle el pensador argentino José Ingenieros, en uno de sus libros «El Hombre Mediocre» si estaría vivo y  residiera en Jaén:
    La hipocresía es el arte de amordazar la dignidad; ella hace enmudecer los escrúpulos en los hombres incapaces de resistir la tentación del mal. Es falta de virtud para renunciar a éste y de coraje para asumir su responsabilidad. Es el guano que fecundiza los temperamentos vulgares, permitiéndoles prosperar en la mentira: como esos árboles cuyo ramaje es más frondoso cuando crecen a inmediaciones de las ciénagas. Hiela, donde ella pasa, todo noble germen de ideal: zarzagán del entusiasmo. Los hombres rebajados por la hipocresía viven sin ensueño, ocultando sus intenciones, enmascarando sus sentimientos, dando saltos como el eslizón; tienen la certidumbre íntima, aunque inconfesa, de que sus actos son indignos, vergonzosos, nocivos, arrufianados, irredimibles. Por eso es insolvente su moral: implica siempre una simulación.
   En el falso homenaje que rindió a aquellos mártires, envolvió su mediocridad aparentando un demócrata y pidiendo, abogando, instando a que «se respete  la dignidad de las personas», poco le  faltó mencionarse con nombre propio.
  Aunque ya en el noticiero «Palabra Viva» le han dado su respuesta, lo que aquí diremos no será para responderle, si no, para orientarle, aconsejarle y que en algo le sirva para llenar los vacíos de su endeble moral que no pudieron hacerlo en su casa, en la escuela y mucho menos en la universidad.  Habría que preguntarle primero, ¿Con qué derecho o criterio pide respetar lo que él no respeta?
  El Diccionario de la Real Academia de la Lengua española define a la DIGNIDAD (que es un valor), como «decoro de las personas en la manera de comportarse». Habría que preguntarle a Ananías si sería  DIGNA su actuación, el día que fue a la media noche al velorio del niñito que mató su agente del serenazgo,  tanteando que hayan pocos en el acompañamiento para decirle a los padres del niñito que les iba a recompensar «encementando su calle». Así como Ud. lo lee. Tremenda estupidez evidencia la total ausencia de DIGNIDAD por lo brutalmente ofensiva contra quienes perdieron súbitamente un hijo.
  ¿Este es el respeto a la dignidad de las personas que reclama Ananías?
  Es digno para este moderno TARTUFO, encementar calles para revalorar sus lotes de terrenos en las urbanizaciones que posee?
 Es digno para este inmoral, ofrecer puestos de trabajo a jóvenes necesitadas por dos meses a cambio de que le apoyen en su campaña electoral para reelegirse, que ya la empezó?
 ¿Le llama DIGNIDAD  y ha de sentirse DIGNO cuando se ha hecho rodear por delincuentes y prontuariados para gobernar a este manso pueblo?
  Se siente DIGNO ESTE CORRUPTO al comprar sospechosamente y contra todo rechazo de la oposición un terreno para un parque «familiar» que nunca colocó en sus planes políticos y con desesperación  pagó medio millón de soles al supuesto propietario, dinero que se comenta se lo repartieron entre los corruptos que intervinieron y pese a que donaron más del doble del terreno que compró no rescindió el negocio...  Cuando ésto le ponen en su cara pálida, por la que ya no circula sangre, los medios que nunca claudicamos, se queja y empieza a hablar de algo que NUNCA CONOCIÓ: LA  DIGNIDAD.

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