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lunes, 12 de agosto de 2013

Huelga médica ¿Y dónde quedan don Esculapio y don Hipócrates?

Y como siempre, los más golpeados, los que pagan el pato y los platos rotos y tienen que aguantarlo todo, tienen que seguir siendo las clases menos favorecidas.
    Precisamente, esta semana pude constatar en uno de los hospitales capitalinos de cómo los pacientes se abarrotan en ambos lados de los pasadizos, en camillas, en el piso, con sus quejidos y dolores, mujeres con dolores de parto, niños accidentados, ancianos y pacientes para hemodiálisis, etc. la más grande tragedia humana, el más cruel espectáculo al que los medios televisivos no tienen acceso y casi nada se sabe.
 Como si no bastara todo esto, los médicos de Essalud, también se plegaron con sus paramédicos, le seguirán las obstetras y también los administrativos.
  Son 34 mil 366 médicos en todo el país, a quienes no les alcanza y no aceptan el aumento de Un Mil Quinientos nuevos soles que ya han empezado a colocarles en planillas. De esa cantidad total a nivel nacional, 17,175 laboran en Lima, en Cajamarca 652 y en Amazonas 217.
 Nadie podría estar en desacuerdo que nuestros profesionales mejoren sus stándares de vida, nadie podría oponerse a que consigan sus derechos laborales que todo empleado estatal y no estatal deben tenerlo. Pero llegar a una forma de chantaje al gobierno, amenazando entregar los hospitales con todos sus pacientes como ya empezaron en Chiclayo con «Las Mercedes», cortarse las venas para derramar sangre que tanto la buscan para salvar vidas y tantos otros berrinches más que estamos viendo, sinceramente nos parece demasiada insensibilidad para dejar pacientes que se mueran o que agonicen con sus dolores.
  Al Estado pueden atacarlo de otra manera; pero no utilizar el dolor y sufrimiento de los pacientes para conseguir lo que desean. Con muy contadas excepciones, están procediendo como los peores BUITRES CARRO ÑEROS, pues quieren conseguir más ingresos a cambio del dolor y la angustia de los desvalidos, teniendo en cuenta que a los hospitales, no van los ricos, sólo van la gente de escasos recursos, los otros se atienden en esas clínicas lujosas, donde precisamente, muchos de los huelguistas le roban tiempo a los pacientes de los hospitales para ir a recursearse y ganar más y esto, no es novedad, en la costa es mucho más notorio lo mismo que aquí en Jaén o Bagua.
 ¿Acaso conoce usted un médico pobre? ¿Cuántas veces nos hemos cansado de denunciar el abandono de sus turnos en los hospitales, los  venden o los encargan para ir a sus consultorios o sus clínicas? ¿Cuántas veces se ha denunciado en Jaén o Bagua el robo de medicinas y hasta de aparatos quirúrgicos y no por los pirañas del «Hueco» o del barrio «Pakistán» ¿Quién cree que los roba y a qué farmacias o boticas van a parar?...
 Indigna la indolencia, indigna el sentido inhumano y materialista que dista muchísimo de aquellos jóvenes de mandil blanco cuando recién egresan con sus juramentos en nombre de los padres de la medicina Hipócrates y Esculapio que hoy los tiran al canasto.
 El sueldo que reclaman es la propina, el cachuelo que les sirve de base, pues más perciben de sus otros trabajos en clínicas y consultorios privados y si les falta dinero, es para que compren otro auto o levanten más sus edificios.
 ¿Cuántas denuncias por malos tratos y malas curaciones se difunden todos los días?
 Se han vuelto tan materialistas que el estetoscopio en vez de colocarlo en el pecho de sus pacientes, primero lo colocan en sus bolsillos y de acuerdo a lo que portan reciben el trato para curarlos.
 Desgraciadamente, los pacientes del país, así como los asegurados, no están organizados, porque siendo así, también saldrían a las calles a exigir un mejor trato, que no sean antendidos por médicos aprendices o mediocres, si no por especialistas. ¿Quién no ha sido reprochado  por médicos de la Costa cuando ha ido de acá con un diagnóstico? Volvemos a reiterar, que felizmente hay humanas y honrosas excepciones en nuestros galenos, pero la mayoría se han olvidado de mirar y atender al que más lo necesita, para  golpearlos más con la etiqueta  de lo que llaman «justos» reclamos. Deberían dejar los hospitales para médicos de VOCACION y que nunca más regresen. Salvo mejor parecer. Nororientalmente:

                  El Director.

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