Y como
siempre, los más golpeados, los que pagan el pato y los platos rotos y tienen
que aguantarlo todo, tienen que seguir siendo las clases menos favorecidas.
Precisamente, esta semana pude constatar en
uno de los hospitales capitalinos de cómo los pacientes se abarrotan en ambos
lados de los pasadizos, en camillas, en el piso, con sus quejidos y dolores,
mujeres con dolores de parto, niños accidentados, ancianos y pacientes para
hemodiálisis, etc. la más grande tragedia humana, el más cruel espectáculo al
que los medios televisivos no tienen acceso y casi nada se sabe.
Como si no bastara todo esto, los médicos de
Essalud, también se plegaron con sus paramédicos, le seguirán las obstetras y
también los administrativos.
Son 34 mil 366 médicos en todo el país, a
quienes no les alcanza y no aceptan el aumento de Un Mil Quinientos nuevos
soles que ya han empezado a colocarles en planillas. De esa cantidad total a
nivel nacional, 17,175 laboran en Lima, en Cajamarca 652 y en Amazonas 217.
Nadie podría estar en desacuerdo que nuestros
profesionales mejoren sus stándares de vida, nadie podría oponerse a que
consigan sus derechos laborales que todo empleado estatal y no estatal deben
tenerlo. Pero llegar a una forma de chantaje al gobierno, amenazando entregar
los hospitales con todos sus pacientes como ya empezaron en Chiclayo con «Las
Mercedes», cortarse las venas para derramar sangre que tanto la buscan para
salvar vidas y tantos otros berrinches más que estamos viendo, sinceramente nos
parece demasiada insensibilidad para dejar pacientes que se mueran o que
agonicen con sus dolores.
Al Estado pueden atacarlo de otra manera;
pero no utilizar el dolor y sufrimiento de los pacientes para conseguir lo que
desean. Con muy contadas excepciones, están procediendo como los peores BUITRES
CARRO ÑEROS, pues quieren conseguir más ingresos a cambio del dolor y la
angustia de los desvalidos, teniendo en cuenta que a los hospitales, no van los
ricos, sólo van la gente de escasos recursos, los otros se atienden en esas
clínicas lujosas, donde precisamente, muchos de los huelguistas le roban tiempo
a los pacientes de los hospitales para ir a recursearse y ganar más y esto, no
es novedad, en la costa es mucho más notorio lo mismo que aquí en Jaén o Bagua.
¿Acaso conoce usted un médico pobre? ¿Cuántas
veces nos hemos cansado de denunciar el abandono de sus turnos en los
hospitales, los venden o los encargan
para ir a sus consultorios o sus clínicas? ¿Cuántas veces se ha denunciado en
Jaén o Bagua el robo de medicinas y hasta de aparatos quirúrgicos y no por los
pirañas del «Hueco» o del barrio «Pakistán» ¿Quién cree que los roba y a qué
farmacias o boticas van a parar?...
Indigna la indolencia, indigna el sentido
inhumano y materialista que dista muchísimo de aquellos jóvenes de mandil
blanco cuando recién egresan con sus juramentos en nombre de los padres de la
medicina Hipócrates y Esculapio que hoy los tiran al canasto.
El sueldo que reclaman es la propina, el
cachuelo que les sirve de base, pues más perciben de sus otros trabajos en
clínicas y consultorios privados y si les falta dinero, es para que compren
otro auto o levanten más sus edificios.
¿Cuántas denuncias por malos tratos y malas
curaciones se difunden todos los días?
Se han vuelto tan materialistas que el
estetoscopio en vez de colocarlo en el pecho de sus pacientes, primero lo
colocan en sus bolsillos y de acuerdo a lo que portan reciben el trato para
curarlos.
Desgraciadamente, los pacientes del país, así
como los asegurados, no están organizados, porque siendo así, también saldrían
a las calles a exigir un mejor trato, que no sean antendidos por médicos
aprendices o mediocres, si no por especialistas. ¿Quién no ha sido
reprochado por médicos de la Costa
cuando ha ido de acá con un diagnóstico? Volvemos a reiterar, que felizmente
hay humanas y honrosas excepciones en nuestros galenos, pero la mayoría se han
olvidado de mirar y atender al que más lo necesita, para golpearlos más con la etiqueta de lo que llaman «justos» reclamos. Deberían
dejar los hospitales para médicos de VOCACION y que nunca más regresen. Salvo
mejor parecer. Nororientalmente:
El Director.
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