CAPÍTULO IX
Escribe: S. Alejandro
Carrascal Carrasco: Profesor de profesores Bilingües - año 1975-1980.
Y DESTRUYERON TODO
Una vez producido el asesinato del hijo del
Apu Sharián, este hecho causó enorme revuelo e indignación en los pueblos
awajun huampis y empezaron a enviar mensajeros por todo el Río Marañón, Chiriaco, Cenepa, Nieva,
Dominguza y Santiago; dando cuenta del crimen cometido por los españoles de
Jaén. No podríamos precisar cuánto tiempo tardaron los mensajeros en difundir
este hecho y tampoco cuánto tiempo tardaron los pueblos e indígenas aguaruna y
huambisa para organizarse.
En agosto de 1975, estuve una semana en la
comunidad de Uut, que se ubica en la margen derecha del Marañón pasando el
pongo Escurrebraga; ahí vivían los papás y abuelos del profesor Román Shajiam
Sakajat. Entrevistar a esos ancianos no es lo mismo que a un mestizo, había que
convivir con ellos, ir de mitayo al campo, por las noches ir de pesca al río.
En esos trajines es que entre episodio y episodio les afloraba los recuerdos.
Inolvidable el relato que hizo su abuelito de Román en el sentido que le
contaron sus abuelos que después de enterarse de la muerte del hijo del apu
Sharian, empezaron a surcar numerosas canoas por ambos lados del río Marañón,
día y noche se escuchaba el tanganeo y los remos de las canoas que surcaban (se
llama tanganeo a las cañas o palos con los que se apoyan los remadores para
impulsar la canoa contra la corriente). ¿Cuántas canoas surcaron? ¿Cuántos
días lo hicieron? no lo sabemos, lo
cierto es que en cada canoa de cuesta o surcando van no menos de seis a ocho
personas, en el supuesto caso que durante una semana hayan surcado unas 800
canoas habría que imaginar la cantidad de guerreros que se dirigieron al Jaén
de Bracamoros para vengar la muerte del hijo de uno de sus líderes.
Las tradiciones recogidas coinciden en
señalar que llegaron hasta lo que es ahora Puerto de Pomará ubicado a unos 5
km. de El Muyo. Las canoas estacionadas o atracadas se extendían desde Pomará
hasta Montenegro actual en un promedio de 8 km.
De Pomará cogieron la ruta
que conducía y conduce a lo que ahora es Villa Santa Rosa y en aquel tiempo
unos 10 km. más allá Jaén de Bracamoros.
No se podría precisar la cantidad de
combatientes indígenas pero con toda certeza sobrepasaron los cinco mil, narran
las tradiciones que en aquellos tiempos ya usaban escopetas y también lanzas y
machetes incluyendo pukunas o cerbatanas.
Siguiendo la trama de nuestras
recopilaciones, un día duró el viaje desde Pomará hasta Jaén de Bracamoros.
Nuestros recopiladores coinciden en señalar que en el trayecto de esa ruta
existe una enorme peña de dos metros de alto a la orilla del camino de
superficie áspera, ahí se detuvieron para afilar sus machetes y sus lanzas;
tanto fue la erosión que esa piedra quedó con una concavidad por la actividad
realizada.
Estando cerca de su objetivo esperaron la
media noche, se supone que había una organización militar para dicho ataque,
que, llegada la hora rodearon a la ciudad y empezó la masacre, los cogieron por
sorpresa, no tenían ejército ni vigilantes. La matanza fue por demás demasiado
cruel. Pocos pudieron huir despavoridos en la oscuridad de la noche por entre
los montes. Las narraciones coinciden en señalar que había una orden o consigna
para exterminas o matar a todos los varones jóvenes y ancianos, menos a las
mujeres, generalmente jóvenes a las ancianas también las mataron. El ataque
duró toda la noche hasta la amanecida, refieren nuestros narradores que
mientras una parte del ejército indígena bajó a Tomependa para seguir atacando
y destruyendo pueblos, otra parte regresaba por la misma ruta llevándose los
tesoros que saquearon de Jaén Español y también como botines de guerra las
mujeres.
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