Lógico, los jefes
policiales no tienen la culpa, cumplen directivas y tienen que aplicarlas.
En Jaén, el Coronel Jorge Rubio Montoya,
sigue los mismos lineamientos que a nivel nacional se imparten; lamentablemente
con bastante ceguera; porque siendo el rol principal de la policía: velar por
la seguridad y la tranquilidad pública, como podemos ver, nada de eso se está
logrando y claro, el estribillo aquel que «seguridad somos todos», no se lo
puede estirar para acomodarlo a explicaciones inútiles.
Nadie podría oponerse a sus operativos
permanentes, distrayendo personal y tiempo para reclutar conductores de motos
lineales que no portan cascos de seguridad; PERO, tales operativos deben tener
un horario estratégico, como por ejemplo en las horas nocturnas en las que los
delincuentes usan motos y cascos no para su seguridad, si no para LA
INSEGURIDAD DE LA CIUDAD, en sus atracos y asaltos.
Es bastante conocida la actuación policial en
sus operativos con horarios casi
escolares, de ahí, desaparecen de escena, la ciudad queda a merced de los amos
de la oscuridad y el anonimato: menores que conducen a toda velocidad llevando
dos pasajeros y van haciendo piruetas por las calles céntricas, con un tránsito
en el que las pocas señales que existen, para nada son respetadas, inclusive
por la misma policía. Hasta hoy el anuncio del Jefe de la División Policial de
Jaén, nos sigue dejando en vacío el titular que le dedicamos a sus
declaraciones cuando fue entrevistado, el contorno de la Plaza de Armas sigue
siendo paradero y lugar donde se exhiben vehículos para venta, la cuadra
estrecha de la calle Bolívar donde se ubican financieras y el Banco de Crédito,
es una exposición al peligro con embotellamientos constantes; peor aún, por la
demora en los trabajos de la Av. Mesones Muro, el crucero del Puente Manco
Cápac y la salida por el óvalo «Alfonso Arana», son la peor pesadilla y sin
policías para ordenar el tránsito vehicular,
esto entre tantas otras que evidencian
la falta de muchas cualidades de quienes están al frente de tan delicada
función que ya merece la censura ciudadana.
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente: EL DIRECTOR.
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