Parafraseando al sabio italiano Antonio Raimondy, diríamos que los jaeneses seguimos siendo mendigos, parados sobre uno de los tesoros más grandes del mundo: NUESTRO GRANDIOSO PASADO.Enterrado bajo gruesas capas de tierra y desmontes, a pocas cuadras de la plaza principal centro de la ciudad, para referirnos a la HUACA DE MONTEGRANDE y esto que los arqueólogos aún no han escarvado en lo que es el sector «LA HUACA» que se ubica a tres cuadras del colegio particular «Guillermo Sánchez», sector Pueblo Libre, etc.
No está demás recordar el mensaje bíblico «HASTA LAS PIEDRAS HABLARÁN», pues nuestra ignorancia nos ha puesto en este deplorable lugar y las piedras han empezado a gritarnos.
Que viviendo en un valle tan especial, nos hallamos dedicado a mendigar recursos, cuando el más valioso lo estamos pisoteando: EL RECURSO TURISTICO. Que si bien es cierto hay que invertir, pero esa inversión será resarcida por siempre y mejorará efectivamente la calidad de vida de estos pobladores.
Reconocer el entusiasmo terco de personas como el Arquéologo Quirino Olivera Núñez y sus optimistas alentadores Marco Soto Mejía y el Ing° Luis Tafur Gonzáles que sueñan en convertir a esta ciudad (Jaén) en la nueva «vedette» del turismo nacional para incluirla en un corredor inmenso como es Kuélap, Leymebamba, Bagua (Rentema) y otros lugares que empiezan a resucitar de remotos sueños milenarios que como un legado histórico se debe trasladar a las nuevas generaciones. La trocha está abierta y debe continuarse.
EL DIRECTOR.
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