Claro que las lluvias siguen siendo torrenciales, casi con la misma intensidad de otros tiempos; pero lo que ya no sigue siendo igual, son los caudales de los ríos y quebradas que son bastante irregulares.
Por ejemplo, la quebrada de Jaén, tras una torrencial lluvia en las partes altas, bajan sus aguas grandes torrentes que hasta se desbordan; pero esos enormes caudales, al día siguiente desaparecen y nos quedamos con un discurrir mínimo. Estos aumentos y disminuciones bruscas, es que hasta hace 20 años no se daban y en temporadas de lluvias como ésta, la quebrada de Jaén, (por no mencionar otras), se la veía siempre caudalosa.
¿Qué ha pasado?
Es que ANTES, habían bosques que retenían las lluvias y bajo esos bosques la humedad se retenía y demoraba en escurrir; hoy, simbólicamente usted estará viendo que ese discurrir de esas humedades, se han convertido EN LECHO que es reclutada de todas las partes altas donde había bosques que están siendo cambiados POR INVERNAS donde se cría ganado, se está destruyendo el recurso más fundamental de lo que más se necesita y NADIE HACE NADA para frenarlo, excepto la Municipalidad de Jaén, está comprando 40 Hs. de bosques, pero eso es nada, comparado con el casco verde que se destruye. Por eso en la edición anterior, nuestro colaborador Aníbal Balcázar, proponía la creación de un «colectivo» conservacionista y aquí diríamos mejor, que se organicen campañas para exigir a nuestros gobernantes medidas preservativas de EMERGENCIA...Salvo mejor parecer.
Nororientalmente...
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