Precisamente
cuando esta semana daríamos inicio a lo anunciado: «EL PUEBLO QUE CONOCI», tuvimos la grata y sorpresiva
visita del señor JUAN SANTIAGO PEREZ DELGADO, vestido aún a la usanza de comienzos del siglo pasado, el preámbulo para
identificarse fue corto y muy extensas sus conversaciones, que para nosotros constituyen
el aporte cultural más valioso que debería estar en todas las bibliotecas de
las instituciones educativas de todos los niveles de esta parte del país.
Asiduo y empedernido lector de ¡NOR ORIENTE!
según nos dijo, hoy, por las dificultades con su vista del lado izquierdo hace
que una de sus nietas le lea el periódico. Vive ahora en la c. 10 de la calle
Orellana con una de sus hijas. Llegó a este valle en enero del año 1937,
procedente del pueblo SAN ANTONIO de Sócota, cuando todavía tenía 15 años, vino
en busca de nuevos horizontes, huérfano y sin más familiares que los patrones
que lo acogieron, fue muy apreciado y estimado.
Cuando todo era montaña y sólo unas cuantas casitas al centro de la
ciudad.
En aquellos años, aún frescos los recuerdos traumáticos
que dejó el terremoto del mes de mayo del año 1928, narra don Juan Santiago que
la quebrada de Jaén se dividía en dos brazos o ramas que partían desde el
sector donde se conoce ahora como «El Parral», un brazo pasaba por donde es
ahora la quebrada y el otro, por lo que
es Morro Solar. Tal como se conoce, este valle después del terremoto quedó
totalmente empantanado, sus tierras movedizas y había que caminar con mucho cuidado
sobre palos.
El pueblo principal fue BELLAVISTA de allí
venían a Jaén por una trocha. Muy aficionado a la pelota, recorrió todas las
canchas de futbol y se quedó en Choros, que también en esos años llegó a ser
uno de los enclaves más importantes de esta parte del país, con mucha población
y comerciantes, viajeros y peregrinos
por cuyo puerto se enlazaban con La Sacilia, Pimpingos, Cutervo, Chota,
Chiclayo, en viajes que duraban dos a tres meses.
En Choros, tuvo sus terrenos y de allí pasó a
La Perla donde contrajo matrimonio con la que fue su esposa doña María del Rosario Olivos González
(QDDGPD) en la que tuvo 10 hijos y no volvió a comprometerse más, guardándole
hasta hoy, reverente recuerdo.
EL PRIMER GRITO DE
INDEPENDENCIA NO FUE EN JAEN
Según lo manifestado por el señor Juan Santiago Pérez Delgado, quien
permaneció muchos años en Choros, el primer grito de la independencia no se dio
en Jaén, a este puerto llegaron delegaciones de Chota, Cutervo y otros pueblos,
cuando pertenecía al Virreinato y fue un 16 de mayo del año 1921
que en ese lugar se dio el primer grito libertario, posteriormente, esas mismas
delegaciones harían coordinaciones con los ciudadanos españoles del Nuevo Jaén
y el 04 de junio de ese mismo año se daría una nueva proclamación de
Independencia con la aprobación de casi todos los pueblos de las provincias del
Norte de Cajamarca.
ANTES QUE LLEGUE LA CARRETERA
Nuestro entrevistado reveló que la carretera
Olmos-Marañón llegó a Jaén a mediados del año 1944, llegó gente de todos los
caseríos para presenciar la llegada del primer camión, cuyo viaje desde
Chiclayo lo hizo en siete días, que era el tiempo normal en esas épocas de
carretera nueva para viajar a la Costa, muy contentos porque ya no tenían que
utilizar acémilas y viajar un mes a dos por la tradicional ruta Bellavista o
Chamaya -Choros. Cutervo, etc.
El primer camión con carga y pasajeros
perteneció a quien se le conocía como «El Cholo Rosado», posteriormente empezó
a llegar el camión del señor «Rupeque» y el tercer camión de la ruta fue del
conocido «Chino» Artemio de fuerte estructura su carrocería, marca
Internacional color verde, al que le llamaron «EL AVISPON VERDE», este camión
estuvo hasta hace poco en una de las calles principales de Bellavista, debió valorársele como una de las
más valiosas reliquias, pero al parecer, lo vendieron como chatarra, los descendientes
del «Chino» Artemio.
PERO HUBO UNO ANTES DE ESTOS
Y ese camión lo trajo el hacendado JUAN PARDO
Y MIGUEL dueño de las haciendas de Pátapo en Chiclayo y de Las Plazas en
Bellavista, allí construyó dos campos de aterrizaje, el primero en «Paguillas»
que fue reubicado a Las Plazas donde aterrizaban aviones grandes, allí trajo en
un vuelo al motor, primero y después la carrocería. Refiere nuestro informante
que la parte electrónica del camión no fue bien instalada y los faros no funcionaban
por lo que en las noches tenían que colocarle una linterna de kerosene a cada
lado. Dos años después con la llegada de la carretera a Jaén, este camioncito
se reencontraría con sus «semejantes» en la trocha que ya existía de Bellavista
a Jaén.
En temporada lluviosa, el viaje por la
flamante carretera de Chiclayo a Jaén, duraba una semana, en sequía de tres a
cuatro días. De noche no avanzaban los camiones y se estacionaban a descansar
en lugares estratégicos. Hasta que la carretera fue afirmándose y empezaron a
llegar los ómnibus (año 1955) siendo los pioneros los del señor Juan Morales
(«Empresa Morales»), a cuyos descendientes
se les debería tributar reconocimientos y homenajes.
(En
la siguiente edición, el Puente Corral Quemado, discurso del presidente Prado).
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