Semanario ¡Nor Oriente!. Los únicos de la Región. ¨Por la Verdad, con la Verdad, hasta la Eternidad¨

domingo, 16 de junio de 2013

EDITORIAL


    
Identidad perdida
Parafraseando al recordado Notario Público jaenés Sr. Víctor Montoya Segura, la identidad de una persona, es como la marca en una acémila del campo. Animal sin marca, cualquiera lo hace suyo.

  En las personas y los pueblos, pasa exactamente lo mismo, por algo desde la edad antigua los romanos crearon un registro que fue evolucionando hasta convertirse en lo que ahora es nuestro DNI, dentro de poco, será reemplazado por un chip electrónico y un código, etc.

  Las fuertes oleadas humanas formando poderosas corrientes de  transculturación y mestizajes tienden a generar una rápida desaparición de las identidades de los pueblos. Esto se siente con más nitidez en países que fuimos conquistados o avasallados por otras culturas, a diferencia de los que se han mantenido en su statu quo. Particularmente en Perú se dio una corriente mayor con la llegada de los europeos y continuó con movimientos ramificados de penetración intercultural (aculturación) que está llegando a los más últimos rincones de nuestra nación. Si hasta fines del siglo XIX en cuyas dos primeras décadas se proclamó una supuesta independencia, el Historiador  Jorge Basadre nos pone una estadística censal de aquellos años (1842) para saber la población de Lima que  era de 54,628 habitantes, en esos resultados dice: «Españoles blancos...19,593 - Indígenas...5292...Castas intermedias... 24,121...Esclavos...4,797- Imagínense, esto En Lima ciudad. En el resto del país, la población indígena en su mayor parte, ni siquiera estaba contactada, bien podría decirse. Mantenían su statu quo; pese a los castigos que recibían quienes no querían adaptarse al idioma y costumbres occidentales, aún hay pueblos andinos que se resisten a perder su identidad, especialmente a los que los promotores de la industria del turismo, los usan como suvenires u objetos para las fotografías de los visitantes. Si esto pasa en los  pueblos andinos, en los amazónicos es mucho más notorio.

  Todos los gobiernos desde San Martín, Ramón Castilla, excepto Juan Velasco hasta el actual, ninguno ha esbozado un plan político técnico y científico para normar la identidad de nuestros pueblos. En cada gobierno se aprecian fuertes arremetidas para destruirlas y seguir haciendo de este país, una nación SIN MARCA, SIN IDENTIDAD «Me da lo mismo ser ecuatoriano o ser peruano», «usar las modas inglesas y sus músicas aunque no entienda ni michi el inglés, pero me gusta «Jarabe de Palo», Justin Bieber, Lady Gaga, etc.».

  Perdida nuestra identidad, como usted podrá palpar, empieza a perderse todo sentimiento de amor al terruño, a la patria, al suelo donde se nace o se vive. Se pierde el sentido de valoración a lo poco que nos queda y si vienen empresarios extranjeros, no importa que se venda el cerro, no pasa nada, de qué me sirve...
  Eso es lo que está pasando en estos pueblos, con gobernantes locales aventureros que buscan el enriquecimiento personal, el resto qué importa. Se dieron cuenta que las celebraciones conmemorando nuestra independencia les llegó al trasero la costumbre de hacer flamear nuestra banderita en el frontis de las casas, lo mismo en Bagua Grande. Es decir, estamos llegando a la etapa más  deseada de las transnacionales que no solamente nos están inundando con sus capitales, también con sus culturas, pero para cautivarnos (entienda idiotizarnos), el resto, llegará por inercia. He ahí, el enorme vacío que nuestros gobernantes no miran, o se hacen los tontos mirando a un costado. Por lo demás, dentro de poco así como se arrasan los bosques, también lo poco que nos queda para identificarnos será arrasado.
  Salvo mejor parecer.
       Nororientalmente:
              EL DIRECTOR.

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