Identidad perdida
Parafraseando al
recordado Notario Público jaenés Sr. Víctor Montoya Segura, la identidad de una
persona, es como la marca en una acémila del campo. Animal sin marca,
cualquiera lo hace suyo.
En las personas y los pueblos, pasa
exactamente lo mismo, por algo desde la edad antigua los romanos crearon un
registro que fue evolucionando hasta convertirse en lo que ahora es nuestro
DNI, dentro de poco, será reemplazado por un chip electrónico y un código, etc.
Las fuertes oleadas humanas formando
poderosas corrientes de transculturación
y mestizajes tienden a generar una rápida desaparición de las identidades de
los pueblos. Esto se siente con más nitidez en países que fuimos conquistados o
avasallados por otras culturas, a diferencia de los que se han mantenido en su
statu quo. Particularmente en Perú se dio una corriente mayor con la llegada de
los europeos y continuó con movimientos ramificados de penetración
intercultural (aculturación) que está llegando a los más últimos rincones de
nuestra nación. Si hasta fines del siglo XIX en cuyas dos primeras décadas se
proclamó una supuesta independencia, el Historiador Jorge Basadre nos pone una estadística censal
de aquellos años (1842) para saber la población de Lima que era de 54,628 habitantes, en esos resultados
dice: «Españoles blancos...19,593 - Indígenas...5292...Castas intermedias... 24,121...Esclavos...4,797-
Imagínense, esto En Lima ciudad. En el resto del país, la población indígena en
su mayor parte, ni siquiera estaba contactada, bien podría decirse. Mantenían
su statu quo; pese a los castigos que recibían quienes no querían adaptarse al
idioma y costumbres occidentales, aún hay pueblos andinos que se resisten a
perder su identidad, especialmente a los que los promotores de la industria del
turismo, los usan como suvenires u objetos para las fotografías de los
visitantes. Si esto pasa en los pueblos
andinos, en los amazónicos es mucho más notorio.
Todos los gobiernos desde San Martín, Ramón
Castilla, excepto Juan Velasco hasta el actual, ninguno ha esbozado un plan
político técnico y científico para normar la identidad de nuestros pueblos. En
cada gobierno se aprecian fuertes arremetidas para destruirlas y seguir
haciendo de este país, una nación SIN MARCA, SIN IDENTIDAD «Me da lo mismo ser
ecuatoriano o ser peruano», «usar las modas inglesas y sus músicas aunque no
entienda ni michi el inglés, pero me gusta «Jarabe de Palo», Justin Bieber,
Lady Gaga, etc.».
Perdida nuestra identidad, como usted podrá
palpar, empieza a perderse todo sentimiento de amor al terruño, a la patria, al
suelo donde se nace o se vive. Se pierde el sentido de valoración a lo poco que
nos queda y si vienen empresarios extranjeros, no importa que se venda el
cerro, no pasa nada, de qué me sirve...
Eso es lo que está pasando en estos pueblos,
con gobernantes locales aventureros que buscan el enriquecimiento personal, el
resto qué importa. Se dieron cuenta que las celebraciones conmemorando nuestra
independencia les llegó al trasero la costumbre de hacer flamear nuestra
banderita en el frontis de las casas, lo mismo en Bagua Grande. Es decir,
estamos llegando a la etapa más deseada
de las transnacionales que no solamente nos están inundando con sus capitales,
también con sus culturas, pero para cautivarnos (entienda idiotizarnos), el
resto, llegará por inercia. He ahí, el enorme vacío que nuestros gobernantes no
miran, o se hacen los tontos mirando a un costado. Por lo demás, dentro de poco
así como se arrasan los bosques, también lo poco que nos queda para
identificarnos será arrasado.
Salvo mejor parecer.
Nororientalmente:
EL DIRECTOR.
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